27 octubre 2006

Famosos y drogas: entre la histeria y la hipocresía

George Michael, en la picotaApenas pasa un día sin que aparezca en los medios de comunicación alguna noticia que relaciona a un famoso con el consumo de drogas. Al nombre de Kate Moss, cuyo caso comentamos en el post anterior, se podrían sumar cientos más, tanto nacionales (Carmina Ordóñez, El Marismeño, Poli Díaz, María Jiménez...) como foráneos (Whitney Houston, Pete Doherty, Oliver Stone, Woody Harrelson, Maradona, Nick Nolte o el excelente actor Robert Downey Jr., un habitual de las páginas de sucesos y cotilleo por este motivo).

El último famoso en salir a la palestra a cuenta de su consumo de tóxicos ha sido George Michael pero, a diferencia del modelo al uso, que exige grandes muestras de contrición, propósito de enmienda y el ingreso urgente en una clínica de desintoxicación para volver al buen camino, el británico se ha atrevido a decir que le gusta la marihuana, blasfemia que ha suscitado la airada repulsa de los cantamañanas de siempre. Y no es que Michael sea un apologista a ultranza del consumo indiscriminado de drogas:
«Es la única droga que siempre he creído que merece la pena tomar, pero tienes que esperar. Nunca se me ocurrió tomarla hasta que tenía 22 o 23 años. Tienes que haber alcanzado ya tu correcta posición en la vida», aseguró, tras lamentar haber estado enganchado a otro tipo de drogas en el pasado.

«Diría que es una gran droga, pero obviamente no es demasiado saludable. No te puedes permitir fumarla si tienes algo que hacer»
Está claro que la más mínima referencia positiva por parte de un personaje público a los placeres que indudablemente producen las drogas es un crimental que debe ser castigado con el mayor de los oprobios. Menos mal que ya no existen la picota y la hoguera como en la Edad Media, que más de uno y más de dos terminarían en ellas si de algunos fanáticos dependiera.

Algunos triunfadores usan drogasPero, por mucho que les fastidie a los modernos inquisidores, la lista de usuarios de drogas célebres y no necesariamente arrepentidos es enorme y abarca muchos más ámbitos que el show biz. Científicos como Carl Sagan o Stephen Jay Gould y premios Nobel de ciencias como Kary Mullis, Richard Feynman o Francis Crick, entre los que salieron del armario, reconocieron en su día su consumo no problemático de cannabis y otras sustancias, y no es descabellado suponer que la lista se ampliaría bastante si no pesara un grave estigma sobre el uso de drogas. Sería tan estupido achacar los triunfos de estos y otros famosos a su consumo de sustancias prohibidas como lo es insistir continuamente en que todo el que las use está abocado al fracaso. A veces, los triunfadores también consumen drogas, le pese a quien le pese.

Más en Ya lo dice Jorge Miguel

Y en un imprescindible artículo de Javier Marías
Lo infinitamente más dañino


13 octubre 2006

De drogas, parlamentarios y modelos

Kate Moss en todo su esplendorUn fotógrafo llamado Manuel Artigas consiguió engañar a Kate Moss hace unos meses y, abusando de su confianza y violando su derecho a la intimidad, le sacó fotos y vídeos consumiendo cocaína. El Judas vendió luego el material a periódicos y televisiones sin que ningún juez le metiera un puro. Al contrario, fue Moss la que tuvo que presentarse ante la justicia para responder de no se sabe qué delito. Fuimos muy pocos los que destacamos que lo reprobable era esto, no lo que hiciera la modelo en su vida privada.

Ahora, tras el descubrimiento de que un tercio de los parlamentarios italianos habían consumido recientemente cocaína y hachís, algunos han invocado el derecho a la intimidad de unos políticos que, en un ejercicio de suprema hipocresía, votaron hace nada una ley que endurecía considerablemente las penas por drogas, incluso por mero consumo. O todos tenemos derecho a la intimidad o no lo tiene nadie, y los políticos que promulgan leyes que no están dispuestos a cumplir, menos aún. Que se sometan a controles por sorpresa, como se ven obligados a hacer miles de ciudadanos, o que empiecen a legislar de otra forma, que si no la impresión de tomadura de pelo que ya de por sí tiene la política se vuelve insoportable en este caso.

Por cierto que esta historia me ha recordado a un escándalo anterior, también en Italia, donde estaba implicado todo cristo, hasta un ex primer ministro y senador que consumía cocaína 'por motivos terapéuticos'. Supongo que el caso -cuya repercusión fue mínima fuera de Italia- ya ha sido enterrado y olvidado:
«Un gran escándalo de drogas y sexo que recuerda la Roma felliniana de La Dolce Vita estalló ayer con 19 arrestos y 35 allanamientos por tráfico de cocaína e incitación a la prostitución en la llamada 'Operación Cleopatra'.

Emilio Colombo: cocainómano por motivos terapéuticosUna larga fila de personajes 'por encima de toda sospecha' están acusados o involucrados, entre ellos el ex primer ministro, ex canciller, ex ministro de Economía, ex presidente del Parlamento Europeo y actual senador vitalicio Emilio Colombo, de 83 años, el subsecretario de Actividades Productivas del actual gobierno de centroderecha Giuseppe Galati, el consejero provincial del oficialista partido Alianza Nacional Bruno Petrella, algún otro político y famosos del mundo del espectáculo, como la actriz Serena Grandi y la modelo de origen ucraniano Ludmilla Derkach.»
Más que a La Dolce Vita, estas noticias nos remiten a la granja de Orwell, donde todos los animales eran iguales pero unos eran más iguales que otros.