16 julio 2005

The Lancet, a favor de un debate abierto sobre drogas ilegales

Lo que los médicos no pueden o no quieren contar
The Lancet es una prestigiosa publicación médica cuyos artículos y editoriales suelen obtener una gran repercusión en los medios generalistas. No fue este el caso cuando, a mediados del pasado mes de junio, el semanario británico publicó un editorial donde se criticaba con dureza la distorsión de los mensajes antidroga y se hacía un llamamiento a la apertura de un debate sobre los verdaderos riesgos de las drogas ilegales:

"The Lancet no condona el uso de drogas ilegales, pero creemos que el velo de secretismo que envuelve a aquellos que usan sustancias prohibidas es con mucho el rasgo más destructivo de la condena cultural del uso lúdico de drogas. Las discusiones caracterizadas por la moralina o por la adherencia a ideales sociales tienen poca utilidad en una sociedad en la que el uso de drogas es algo inexorable. Sin un debate abierto no puede haber una evaluación de la verdadera extensión del problema o una cuantificación rigurosa del alcance del daño. Y sin un debate abierto, los médicos carecen del conocimiento necesario para afrontar los efectos a corto y a largo plazo del uso de drogas"

The Lancet calls for open debate on illegal drug use

En sus comentarios al editorial de The Lancet, los expertos de Drugscope echan su cuarto a espadas:

"Debemos ser claros y coherentes sobre los peligros y los riesgos de las drogas psicoactivas. Pero, si los mensajes emitidos por políticos, medios de comunicación, especialistas en drogas y educadores se alejan de la experiencia real de los usuarios, la política de drogas perderá credibilidad y los peligros de su abuso aumentarán. El mensaje correcto sobre drogas debe ser sincero"

¿Quién es el verdadero traficante de drogas?La opinión pública confía en la neutralidad de la ciencia y la medicina en estas cuestiones, pero si esta confianza estuviera justificada, el editorial de The Lancet no tendría sentido. Se deduce del texto que algo falla en este ámbito, y que, a menudo, los datos científicos se entremezclan con posturas moralistas y con planteamientos ideológicos que distorsionan los resultados de las investigaciones sobre drogas para que se ajusten a la política prohibicionista. Así pintaban la situación Peter Webster y Tim Gluckman en un durísimo alegato escrito a raiz del escándalo Ricaurte:

"La ciencia pretende estar libre de valores, pero un escrutinio minucioso de los estudios científicos relacionados con muchos temas polémicos de hoy en día revela que, a menudo, los "resultados científicos" se compran y se venden como cualquier artículo de nuestro sistema de libre mercado y, cuando los escándalos salen inevitablemente a la luz, se llama a los abogados y en raras ocasiones hay alguien que sufra alguna consecuencia significativa o la menor mancha en su reputación científica.

Lysenko, o la ciencia al servicio de la políticaEn cuanto a los esfuerzos por aportar un poco de sentido a la reforma de la política sobre drogas en un mundo que sufre desde hace mucho tiempo el fracaso sin paliativos de la prohibición, la ciencia ha sido en el mejor de los casos una amiga veleidosa y, en el peor, una colaboradora descarada de la injusticia y la mendacidad. Los propios científicos producen a veces los resultados preferidos bajo demanda o, en otras ocasiones, no manifiestan la menor protesta cuando los medios de comunicación seleccionan parcialmente los fragmentos que concuerdan con el discurso dominante, es decir, que las drogas son peligrosas, no aportan el menor beneficio, está muy bien que sean ilegales y la sociedad debe gastar enormes sumas de dinero para evitar que el cielo caiga sobre nuestras cabezas (...)

Hipocresía médicaA menudo da la impresión de que la ciencia es una entusiasta criada al servicio de unos políticos que pretenden mantener su eterna mentira. Los resultados científicos que no encajan con el paradigma dominante son habitualmente descartados, o los científicos que llevaron a cabo la investigación se arriesgan a no ser contratados en el futuro. La revista británica New Scientist* dejó constancia de este síndrome, y no debería sorprendernos que los científicos seleccionen de entre el grueso de los hallazgos aquéllos que sus mecenas quieren encontrar, o construir sus estudios de forma que se consiga el resultado deseado."

*[see "AT ANY COST: Money Is A Major Motivation In Science Today. Where Does That Leave Truth, Openness And Public Responsibility?" Daniel S. Greenberg, New Scientist : 13 Oct 2001].


Common signalling pathway for psychedelics found

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