29 abril 2003

Hoy me he sentido especialmente activo y me he dicho -no en voz alta, por supuesto- ¡"Vamos a dar de comer a narcoguerrilla, que la tengo muy abandonada a la pobre!". A continuación, un informe sobre lo que dado de sí la pasada cumbre de Viena, donde unos cuantos narcoburócratas se las han arreglado para hacer pasar su fracaso sin paliativos por un brillante éxito, aprovechando que los ojos de todo el mundo estaban fijos en la carnicería de Irak. Por suerte, a estos hijos de la gran puta -que seguramente habrán dejado agotadas a las colegas de sus madres durante los días que ha durado la cumbre- les ha salido un grano en el culo con la celebración de la cumbre alternativa. Aquí va el resumen de lo que pasó entre bastidores, elaborado por ese gran activista que es Axel Klein, de Drugscope:


Alabanzas hacia los tratados de la ONU entre llamamientos a favor de su reforma

Ministros y funcionarios de más de cien países se reafirmaron en su compromiso de luchar contra las drogas en la reunión a mitad de plazo sobre el estado de las Convenciones Internacionales sobre Estupefacientes de la ONU. Los ministros se dedicaron a darse mutuas palmaditas en la espalda y volvieron a confirmar la necesidad de la cooperación internacional, al tiempo que expresaron su honda preocupación por las políticas y actividades favorables a la legalización de las drogas.

Los activistas a favor de la reforma de las convenciones sobre control internacional de estupefacientes llevaban mucho tiempo esperando la reunión de la Comisión de Estupefacientes –también conocida como UNGASS- de abril. Muchos de ellos llegaron al centro de las Naciones Unidas para expresar en voz alta sus protestas hacia la política de drogas actual.

Aire caliente

Varios miles de manifestantes cruzaron el Danubio liberando a su paso miles de globos que contenían semillas de cannabis, coca y opio. En la Universidad de Viena se celebraron debates y talleres, y en el Centro Cívico de Viena, donde estaba teniendo lugar la reunión de la ONU, una serie de expertos pusieron sobre la mesa las dificultades que plantea el actual régimen de prohibición y plantearon un buen número de políticas alternativas.

Pero poco ha cambiado desde la reunión de la UNGASS de 1998 en Nueva York. Ray Kendall, antiguo director de Interpol, destacó que las ponencias presentadas por las diferentes delegaciones diferían muy poco de las que se presentaron en las reuniones de la Comisión de Estupefacientes de hace veinte años.

No hubo el menor reconocimiento del fracaso de la estrategia diseñada en 1998 para erradicar el cultivo de coca, cannabis y adormidera en el 2008, ni se sometieron a discusión posibles alternativas a la prohibición, ni se evaluaron las consecuencias no deseadas de las políticas prohibicionistas.

Disidencias

Pese a todo, hubo notorios síntomas de cambio –calificados como “grietas en el consenso” por Martin Jelsma, del Transnational Institute (TNI). Cabría destacar tres avances, siendo el más importante de estos la sólida defensa por parte de la delegación británica de la decisión de reclasificar el cannabis adoptada por el Ministerio del Interior.

Esta política fue atacada encarnizadamente por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el perro guardián de la Comisión de Estupefacientes, que exigió el cumplimiento de las Convenciones y acusó al Reino Unido de dar un paso peligroso con posibles repercusiones a nivel mundial.

La delegación británica, asesorada por Bob Ainsworth, hizo referencia a la evidencia científica en la que había basado su decisión, y fue una excepción en medio del tono alarmista del informe de la JIFE. Philip Emafo, actual presidente de la JIFE, no se dejó arrastrar a una discusión y se limitó a reiterar sus objeciones.

Lejos de la asamblea plenaria, los funcionarios de la JIFE se embarcaron en una acalorada discusión con la delegación alemana, que había recibido una regañina en el informe de la JIFE por su política de salas de venopunción. Marion Caspers-Merck, el secretario de estado nombrado por el parlamento para asuntos de drogas, se apresuró a defender la interpretación alemana de las Convenciones, alegando que estas permitían el establecimiento de tales salas, y llegó al punto de emitir un comunicado en el que se reclamaba una política internacional de drogas equilibrada, realista y flexible.

Tras enfrentarse a dos de sus principales patrocinadores, tradicionalmente conservadores y partidarios del régimen prohibicionista, los halcones estaban a punto de perder el control dentro de su propia organización. Miembros individuales del consejo de la JIFE voceaban su disensión acudiendo a eventos de la cumbre alternativa y negándose públicamente a comentar las declaraciones en contra de la reducción de riesgos del presidente de la JIFE.

Inflexible

Quizás lo más significativo fuera la puesta en circulación de un documento interno, elaborado por la Sección de Asuntos Legales de la UNDCP (Programa de las Naciones
Unidas para la Fiscalización de Drogas). Bajo el título “Flexibilidad de las provisiones de los tratados en cuanto a enfoques de reducción de daños”, el documento critica la falta de flexibilidad de la Convenciones con respecto a los tratamientos con sustitutivos, programas de intercambio de jeringuillas y salas de venopunción.

En una referencia apenas velada a la despenalización, uno de los autores del documento, un juez de nacionalidad francesa, alegaba que “evitar la prisión para los usuarios de drogas es una buena medida”. Y, en referencia a los análisis de pastillas, el documento alegaba “los tratados para el control de los estupefacientes, tal y como son ahora, han perdido contacto con la realidad, pues nadie había podido prever los nuevos desafíos cuando fueron concebidos “

Todo esto nos invita a pensar que hay un considerable sentimiento de insatisfacción dentro de los órganos del propio aparato prohibicionista. Dado el impulso hacia el cambio que se respira entre algunos estados miembros de la UE (Holanda, España, Grecia, Portugal, Bélgica, Alemania y el Reino Unido) y dada la creciente evidencia del fracaso de la prohibición, este podría ser el anuncio de importantes cambios en la implementación del régimen de control de drogas.

Desde la oscuridad

La discusión de las políticas de drogas se ha venido caracterizando a menudo por la polémica, y los insultos suelen ser frecuentes desde uno y otro lado de la barrera legalización/prohibición. Por eso es especialmente importante que partidarios de la reforma como el Senlis Council hayan sido reconocidos como interlocutores en este diálogo.

La conferencia alternativa de Viena tuvo éxito al poner en contacto a los críticos de la prohibición con los miembros del sistema de la ONU y con los delegados de los diferentes países y al abrir paso hacia un debate sereno y basado en hechos. El resultado es la superación de la imagen de chiflados marginales que hasta ahora recaía sobre los activistas y su toma de posición en el centro del debate.


Axel Klein, Ph.D.
Head of Research,
DrugScope,

www.drugscope.org.uk