18 diciembre 2001

Última Hora: ¡¡Pino Arlacchi dimite!!

Me parece que pronto tendré que cambiar mi -falsa- fotografía. En efecto, y tal y como informa Radio Netherlands, el fanático Pino Arlacchi, actual director del PNUFID -oficina de la ONU para la expansión del crimen organizado y el tráfico de drogas- abandonará su cargo a mediados del 2002 a causa de las graves acusaciones de corrupción por parte de algunos de sus colaboradores. Pero, como dice Radio Netherlands:

"Sin embargo, los escándalos que rodean la salida de Arlacchi no son el principal problema al que se enfrentará su sucesor, sino el negativo legado que deja en la dirección del control internacional de drogas. Desde su nombramiento como Director Ejecutivo del PNUFID, en septiembre de 1997, Arlacchi orientó el papel de la agencia a reafirmar el actual marco represivo de la política multilateral, desestimando aquellas posturas que abogaban por una reevaluación de las políticas"

Vamos, que el amigo Arlacchi iba a terminar con esto de las drogas en un pis pas -así lo afirmaba en una entrevista concedida a EL PAIS la primavera pasada- y finalmente lo ha dejado mucho peor que cuando llegó. Hasta nunca, Arlacchi. Espero que le den un puesto bien remunerado por los servicios prestados a la DEA y al narcoimperio yanqui.

+ sobre este tenebroso personaje en el boletín del ENCOD correspondiente a mayo del 2001
(epígrafe: Holanda bloquea los fondos para UNDCP)
Reino Unido: El colapso de la prohibición

El vertiginoso desarrollo de los cambios de la política sobre drogas en el Reino Unido hace difícil su seguimiento. No hace ni un año que Leslie Iversen, autor de"Marihuana, conocimiento científico actual" escribía en esta obra:

"... otros países, como Francia y Gran Bretaña, siguen manteniéndose firmes en sus actuales políticas de prohibición y penalización de los estupefacientes, al igual que los Estados Unidos."

Sin duda ha sido así... hasta hace muy poco pero, al paso que van las cosas, no sería de extrañar que Gran Bretaña se convirtiera antes de un año en el país europeo con una política sobre drogas más avanzada. Porque en Holanda y en Suiza -que ocupan esa posición en la actualidad- las cosas se están haciendo sin demasiado ruido, pero en Inglaterra los vúmetros se acercan peligrosamente al rojo: puro heavy metal.

Los alegatos a favor de la normalización son cada vez más numerosos, así como mucho más audaces, y ya no provienen de elementos marginales -como podrían ser las estrellas de rock o personajes como Howard Marks-, sino de jefes de policía, parlamentarios, jueces, ex-ministros... en fin, gente "respetable". Estamos asistiendo en directo al colapso de la prohibición, como se dice en www.ukcia.org, y todo ello bajo un apagón informativo por parte de nuestros queridos media tradicionales. Menos mal que uno ya no lee demasiados periódicos ni ve telediarios más que cuando está deprimido -para reirse un poquillo-, que si no...

Vamos con algunos datos:

- Chris Davies, todo un europarlamentario, se presentó ante la policía de Stockport el pasado 15 de dicembre para ser detenido por posesión de cannabis, alegando que quiere experimentar lo mismo que el ciudadano Colin Davies -no hay relación familiar entre ellos- injustamente detenido, a juicio del político. Más en http://www.cannabisnews.com/news/thread11582.shtml
Fotos de la detención en www.ukcia.org

- El jefe de policía Richard Brunstrom no se para en barras. Tras comparar la situación de las drogas con la creada por la Ley Seca en EEUU, afirmar que la disponibilidad de todo tipo de drogas ilegales baratas es mayor que nunca y calificar la política del Ministro del interior de "tímida", al no afrontar temas como el contrabando y el tráfico, el comisario aboga por la creación de una comisión independiente -esperemos que sea la última- para el estudio de las posibles alternativas, que serían:"dejar las cosas como están; despenalización; atacar aún con más vigor el tráfico, contrabando y abuso de drogas o la legalización de todas o de algunas drogas". Más en http://www.cannabisnews.com/news/thread11569.shtml

- Otro parlamentario, esta vez el laborista Paul Flynn, muestra una lucidez y un realismo insólitos en nuestra medrosa -has leído bien, pero podría haber sido "mierdosa"- clase politica:

"La guerra contra las drogas en Europa es ya algo del pasado. Los europeos hemos tomado una dirección irreversible hacia un enfoque más pragmático del abuso de drogas. Dejando a un lado Suecia, Gran Bretaña es la última nación de la CEE que decide cambiar una política de represión por otra de prevención. (...) Después de treinta años aplicando una de las políticas más duras de la CEE, el problema de las drogas en Gran Bretaña es de los peores de Europa. y después de veinticinco años de políticas inteligentes y pragmáticas, las drogas parecen causar en Holanda el menor daño a los individuos y a la sociedad.(...) Hemos llegado a tal punto que, o el Parlamento emprende la reforma de la política británica sobre drogas, o lo hará el pueblo, y el Parlamento dará igual. La sensación dentro del país es la de que la guerra ha terminado"

Estos son sólo unos pocos ejemplos que muestran lo que está pasando ahora mismo en el Reino Unido. A esto habría que añadir que la práctica totalidad de la prensa inglesa se muestra favorable a cambios legislativos más amplios que los previstos a corto plazo, desde la legalización de todas las drogas hasta reclasificaciones y despenalizaciones varias.

¿Alguien sigue creyendo en la importancia del papel de EEUU o la ONU -su fiel sirvienta- en todo esto? Pues que vaya revisando sus planteamientos, o le pillará el toro. Los días de la prohibición en Europa están contados.

13 diciembre 2001

Marihuana y evidencia científica: Modo de empleo

Para daño cerebral, el de la propaganda antimarihuanaCasi todos los días vemos en los periódicos o en la tele alguna noticia "científica" sobre el cannabis. Su relación con el cáncer, la depresión, la piorrea o la halitosis -casi siempre algo chungo- ha sido demostrada, nos dicen en el titular. Cuando uno lee la letra pequeña, se encuentra con que la afirmación categórica del titular se transforma en algo distinto. Abundan los "podría producir", "aún no se ha demostrado" y, en fin, todo tipo de matices que acaban conviertiendo al que tituló la noticia en un puto charlatán y un mentiroso.

El periodismo "serio" abunda en este tipo de manipulación, no sólo cuando se habla de drogas, sino al tratar de otros temas. El lector un poco espabilado no tarda en darse cuenta de que, por alguna razón, la evidencia científica sobre el cannabis es tremendamente mudable, no sólo de un día para otro sino, como hemos visto, incluso dentro del mismo artículo. ¿Cómo dilucidar si el cannabis puede usarse provechosamente como medicina? ¿Cómo saber si sus riesgos son reales o se exageran a propósito por razones espurias? Vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre el tema inspirados por un comentario enviado por Fom a una noticia de cannabisnews.

Así es como ha venido funcionando el proceso de adquisición y utilización de la evidencia científica con respeto a la marihuana hasta la fecha:

1.- Se van acumulando datos contradictorios a partir de usos anecdóticos, campañas políticas, investigación médica -el 85% de la investigación sobre drogas proviene del NIDA norteamericano-, histeria mediática y leyendas urbanas, entre otras muchas fuentes.

2.- Alguien decide que ya va siendo hora de recopilar todo el conocimiento sobre el cannabis y de elaborar con él un gran informe en el que quede claro de una vez por todas si la marihuana hace esto o hace lo otro.

3.- Se crea una comisión gubernamental o parlamentaria formada por expertos independientes que revisan toda la información acumulada para que decidan sobre todas y cada una de las afirmaciones que se hacen sobre los supuestos beneficios y los perjuicios del cannabis (que si causa o alivia el cáncer, que si es la puerta de entrada a esta u otra droga, que si provoca cambios hormonales, etc.). Indefectiblemente -hasta la fecha siempre ha sido así-, la comisión gubernamental de turno desmiente la mayoría de las afirmaciones sobre supuestos riesgos para la salud, reconoce algunos posibles usos médicos y recomienda algún tipo de liberalización, despenalización o cambio legislativo respecto al cannabis.

4.- El informe desata una oleada de protestas entre los prohibicionistas -o entre los funcionarios que viven del cuento este de "la Droga"-, que se apresuran a convocar a los medios de comunicación para aportar los resultados de "nuevos" estudios o casos anecdóticos que "prueban" los terribles males que causa la marihuana.

5. El gobierno que ha encargado el informe lo entierra discretamente, llegando a olvidarse de sus existencia, y la vida continúa como si nada hubiera pasado. Todas las recomendaciones y conclusiones del informe elaborado por expertos independientes son pasadas por alto.

6. Repítase el proceso cuantas veces sea políticamente necesario o conveniente.

Esto ha sido así siempre, y muy especialmente en EEUU, donde cabría destacar el Informe LaGuardia (1944), el de la National Comission on Marihuana and Drug Abuse (1973) , el de la comisión Siler referente al uso lúdico por parte de los soldados norteamericanos destinados en el Canal de Panamá (1930) o el más reciente del IOM (Institute Of Medicine, 1999), con el que Clinton rompió con la táctica reaganiana de no admitir más informes multidisciplinares -ya que la Ciencia se venía negando con obstinación a ratificar los postulados prohibicionistas.

Todos estos estudios y algunos más están a disposición del que quiera revisarlos en la Schaffer Library , y quien se tome la pequeña molestia de consultarlos -aunque sólo sean sus conclusiones- podrá hacerse una idea, lejos de la confusión que propagan los medios de comunicación de masas, de cuál es exactamente el estado del conocimiento científico sobre el cannabis.

Invito muy especialmente a los periodistas de mi país, tan proclives a tragarse las patrañas del prohibicionismo como Linda Lovelace a hacer lo propio con las pollas de sus partenaires, a que se den una vuelta por la Schaffer Library por si pudiera servirles de algo de cara a la mejora de su labor profesional.

12 diciembre 2001

Conferencia europea sobre el cannabis

La semana pasada se celebraba en Utrecht, Holanda, una reunión de expertos y funcionarios de más de 20 países europeos para hablar de las respectivas políticas sobre el cannabis. Nos hemos enterado de ello vía Radio Netherlands -que, por cierto, alberga en su web un excelente dossier sobre las drogas en Holanda.

El artículo de Radio Netherlands no ofrece demasiada información sobre los resultados de esta silenciada conferencia -¿alguien ha leido, oido o visto algo sobre ella?-, pero su autor aprovecha para hacer un repaso de las distintas políticas europeas sobre drogas. Los holandeses no salen muy bien parados. A pesar de tolerarse el consumo y la venta de cannabis en los famosos coffee-shops, esta droga sigue siendo ilegal en aquel país, y el sistema holandés es calificado como "ambigüo". Como dice Steven van Hoogstraten -Director de Política sobre Drogas del Ministerio de Justicia:

"Los resultados de nuestra política se podrían calificar de aceptables. Pero desde una perspectiva de gobierno, la situación no es nada satisfactoria. Por un lado, prohibimos algo, por el otro, lo toleramos. Es difícil explicar esto a la opinión pública."

Por lo menos, el funcionario holandés se da cuenta de esta incoherencia. Lo cierto es que los holandeses no quieren buscarse más problemas después de casi 25 años defendiendo contra viento y marea la política sobre drogas menos mala del mundo. Ahora se limitan a esperar que sean otros los que den los primeros pasos. Con un ojo puesto en Inglaterra -donde los acontecimientos se desarrollan a velocidad de vértigo- y otro en Suiza -donde, pasito a pasito, se va a legalizar la producción, distribución y venta de cannabis de aquí a dos años-, los holandeses no tienen previsto regular el cultivo -a pesar de que en una votación parlamentaria celebrada hace año y medio se aprobó por el escaso margen de un voto-, ni van a facilitar a corto plazo el acceso al cannabis por parte de los enfermos.

Curiosamente, en el artículo no se menciona a Suiza o a Inglaterra para nada -ni tampoco a España. Se habla de Bélgica y Portugal -que el año pasado despenalizaron el consumo-, del lento giro de Francia hacia posturas más suaves y del encastillamiento de Suecia en su prohibicionismo ultracalvinista, sin duda el mayor obstáculo para una política común europea sobre drogas.

En fin, que intentaremos enterarnos de algo más concreto sobre la conferencia de Utrecht. Por el momento y siempre según RN, en el próximo mes de febrero tendrá lugar una segunda conferencia europea sobre el cannabis, esta vez en Bruselas. Seguid atentos a esta narcoguerrilla, pues.


05 diciembre 2001

Ayer se me olvidó informaros de que he traducido un artículo en el que se comparan las consecuencias sanitarias del uso de las tres principales drogas recreativas. Es una buena forma de darse cuenta de que hace falta un auténtico criterio de salud pública (y no esta mierda médico-moral-policial que venimos sufriendo) para afrontar de una vez por todas estos asuntos.

Y, por favor, que no me salga el soplapollas de turno con que "no necesitamos" más drogas aparte de las ya legalizadas. Los 45 millones de fumadores de cannabis de la CEE estamos hartos de que otros nos dicten lo que necesitamos o dejamos de necesitar y más hartos aún de tener que acudir al mercado negro para abastecernos, ¿está claro k-pullos?

04 diciembre 2001

Seguimos con los avatares de Colin Davies, llamado a ser el mártir de la cada vez más enfadada comunidad activista cannábica británica. Lo último que sabemos es que se le ha denegado la fianza por segunda vez y que probablemente se verá obligado a pasar entre rejas las próximas navidades. Lógicamente, el foro del Dutch Experience echa humo con propuestas activistas, mensajes de apoyo a Colin y hasta acusaciones contra la policía local por entrar en el foro a sembrar cizaña.

30 noviembre 2001

Redada en el Dutch Experience

En un torpe intento de evitar lo inevitable, la policía de Stockport intentó cerrar una vez más el Dutch Experience después de dos meses de plácido funcionamiento, justo en el momento en el que un equipo de la BBC se encontraba entrevistando a su dueño, el admirable Colin Davies. Preocupadas por la notoriedad que estaba alcanzando este pueblecito inglés de la zona de Manchester, las autoridades trataron de apagar el fuego con gasolina -mal método- con resultados que eran de prever: Davies pasó la noche en comisaría y al día siguiente el café abría como si tal cosa. sin embargo esta vez le acusan de "tráfico de drogas" -es de dominio público que Davies es un firme partidario del cannabis medicinal y que nunca ha dudado en proporcionarlo a los enfermos que se lo solicitaban.

Los vecinos del Dutch Experience ya se han pronunciado: prefieren mil veces a los pacíficos fumetas que a los agresivos bebedores (en el café no se vende alcohol). Seguiremos hablando de este pequeño experimento, aparentemente intrascendente, pero de enorme importancia para el futuro del cannabis en Gran Bretaña. ¿para cuándo una entrevista con Davies en Cáñamo? Más en Cannabisnews.

Cannabis y Cáncer

Vaya por delante que si el cannabis produjera, pongamos por caso, 10.000 veces más cánceres que el tabaco, seguiría sin ser una razón suficiente para prohibir su uso a adultos, pero no nos salgamos del tema.

Algunos periódicos españoles se han hecho eco de un reciente informe del INSERM francés -Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica- elaborado a petición de la "Misión Interministerial de lucha contra la Droga (sic) y la Toxicomanía" en el que, según los titulares, el consumo de cannabis favorecería el desarrollo de los cánceres de bronquios, boca, faringe, esófago y laringe. Pero, como suele ser habitual en estos casos, las sensacionales revelaciones del titular se quedan en nada cuando uno busca en el texto y se encuentra con que "Los expertos reconocen que resulta difícil demostrar un eventual vínculo de causa efecto entre el uso de esta droga y la aparición de problemas de salud". O sea, que la relación entre cannabis y cáncer dista mucho de estar probada, tal y como lo indicaba el Informe de la Cámara de los Lores de 1999: " Aún no hay evidencia epidemiológica de un aumento del riesgo de cáncer de pulmón, pero, por analogía con el tabaco fumado, tal relación pod ría tardar entre veinticinco y treinta años antes de mostrarse como evidencia, y el uso generalizado de cannabis inhalado en las sociedades occidentales data de los años setenta. Existen algunos informes que muestran una incidencia en aumento de cánceres de boca y garganta en jóvenes usuarios de cannabis, pero hasta ahora la muestra estudiada es demasiado
pequeña y no se ha podido establecer una relación causa-efecto."


Por otra parte, en el estudio y en las notas de prensa se hacen eco de una afirmación que no por repetida es menos inverosímil: se trata de la famosa historia de que el cannabis tiene cuatro veces más alquitrán que el tabaco. Si uno se pone a buscar en Internet, se encontrará con que esta cifra varía enormemente: unas veces es un 30% más, otras un 50% más y otras -ya puestos-, este 400% más. A diferencia del tabaco, no existe un cannabis estandard que se pueda utilizar como referencia para realizar este tipo de comparaciones. De ahí la absurda disparidad de cifras y la falta de validez científica de este dato que, sin duda, pertenece al ámbito de las leyendas urbanas, más que al de la Ciencia.

Y es que los narcopayasos de bata blanca no escarmientan. Son ya muchos años intentando demostrar efectos adversos del cannabis tan imaginarios como la "locura marihuanera" inventada por Anslinger y Hearst, pero ahí siguen, gastando a manos llenas un dinero que bien se podría emplear en desarrollar métodos seguros de administración de esta droga, como los vaporizadores, o en investigar en serio las cada vez más evidentes aplicaciones terapéuticas del cáñamo. Pero no, mucho me temo que seguiremos viendo este tipo de noticias durante una temporada.

Eso sí, otras conclusiones del estudio del INSERM no han merecido la atención de nuestros periodistas-chupaculos-del-PND. Será que no saben francés, o es asunto de la puta agencia EFE -"Efe" de "Falange", genio y figura-, que no ha considerado interesante dar a conocer datos bastante más sólidos que el que usaron para el titular. Por ejemplo, en el estudio se habla de que sólo un 5,5% de los usuarios de cannabis llegan a probar otras drogas ilícitas -a probar, no a depender de ellas-, con lo que se niega la teoría de la escalada; que la neurotoxicidad del cannabis es imaginaria -pues su consumo afectaría al funcionamiento de las neuronas y no a su estructura- que el riesgo de "dependencia" al cannabis sería mucho menor que el del tabaco, se distingue entre abuso y dependencia, etc. De ahí que un periódico como Le Monde titule la noticia de forma diametralmente opuesta a como lo hacen periódicos de baratillo y agencias de prensa de dudoso pedigree democrático: "Un estudio del INSERM relativiza los peligros del consumo de cannabis"

En fin. Viva la prensa libre y la agencia EFE, una herencia del franquismo que los sucesivos gobiernos democráticos no han considerado conveniente desmantelar.

Más en este hilo de www.solocannabis.com
o en este otro hilo de cannabiscafe.net

21 noviembre 2001

Suiza da un paso más hacia la legalización del cannabis

El Comité de Salud y Seguridad Social (SGK en alemán) del 'Staenderat' suizo (la cámara alta del parlamento) votó el martes 13 de noviembre por 6 a 4 a favor de la legalización del uso, la posesión y el cultivo personal del cannabis para adultos. También apoyó la propuesta del gobierno para tolerar el cultivo comercial y la venta al por menor de cannabis bajo una serie de reglas, fuera de las cuales se perseguirá penalmente. La venta a menores y no-residentes seguirá estando prohibida.

El comité se apartó de la propuesta gubernamental del 9 de marzo del 2001 en dos aspectos: la posesión de cocaína y heroína en pequeñas cantidades no se someterá al principio de conveniencia, tal y como había recomendado el comité de investigación formado en 1999. Además, el cannabis no se venderá a partir de los 16 años -en la línea de los actuales límites suizos para la venta de vino y cerveza. En su lugar, la edad límite será de 18 años, el mismo límite de edad que para la venta de licores. A continuación, la ley será sometida a debate y a una votación de la totalidad de la cámara alta, más tarde será enviada a la cámara baja y finalmente se celebrará un referendum -probablemente hacia el 2003.

Según una encuesta de febrero del 2001, entre un 50 y un 53% de los votantes suizos son favorables a una legalización o despenalización del cannabis. Se calcula que unos 600.000 suizos son usuarios habituales de cannabis.

Joe Wein -- http://www.drogenpolitik.org
Drugs Policy Association (Germany)

* Ducha escocesa con los cannabiscafés
Tras el éxito del Dutch Experience de Colin Davies, está empezando a cundir el ejemplo. Cannabisnews informa de la apertura del primer café en Escocia, prevista para las próximas navidades en la ciudad de Dundee. Colin ha prometido asesoramiento para los activistas de la zona tan pronto como encuentren local. Ya hay interés en abrir establecimientos similares en otras ciudades escocesas, como Glasgow y Edimburgo. Por su parte, la policía escocesa se ha apresurado a anunciar que la iniciativa sería ilegal, mientras que Alistair Ramsey -director de Escocia contra las Drogas"- contaba aquel cuento tan bonito que reza... "el cannabis es una sustancia que sirve de puerta de entrada a la dependencia de la heroína, y tenemos un montón de gente enganchada a la heroína". Sí, señor Ramsey, y seguro que esos yonquis no son tan simpáticos como los que aparecían en "Trainspotting".


* La dureza de las leyes no afecta al consumo de drogas
Drugscope, una organización de primera fila en el ámbito de la investigación sobre drogas con sede en el Reino Unido, ha llegado en un reciente informe a algunas conclusiones bastante sorprendentes -para todos los que estén a por uvas en esto de las drogas. Según su portavoz, las sanciones penales no impiden que la gente use drogas, y la criminalización del cannabis es más perjudicial que la droga en sí. Después de estudiar seis sistemas legales de diferentes países que iban desde la prohibición absoluta hasta su venta libre, Drugscope llegó a la conclusión de que el uso del cannabis es independiente de la dureza de las leyes.

Lo cierto es que eso ya lo sabíamos por aquí. Es notorio que el porcentaje de consumidores de cannabis en Francia o en EEUU dobla al de Holanda. No hacen falta estudios encargados a burócratas de medio pelo para saber que la prohibición es un fracaso sin paliativos.


* ¿Afganistán o Babia?
Y si el otro día hablábamos de juntaletras con ínfulas de periodista, hoy traemos un ejemplo con nombre y apellidos. Se trata de Alfonso Rojo, un payasete asiduo de Onda Cero y corresponsal de El Mundo que está de enviado especial en Babia -él dice que esto cae por cerca de Afganistán. Vean lo bien que hace de Voz de su Amo:

PRIMER PLANO / CERCO A BIN LADEN.
El asesinato del líder 'muyahidin' Haq evidencia las limitaciones de los agentes de la CIA en Afganistán
La Agencia busca ahora explotar las debilidades del terrorista saudí
Cuando la CIA recurre a los narcotraficantes

Expertos de la Agencia creen que los traficantes de heroína afganos podrían facilitar la captura y eliminación de Bin Laden
ALFONSO ROJO
CHARIKAR, A 45 KMS. DE KABUL

La clave son los traficantes de drogas. La Casa Blanca ha ofrecido 25 millones de dólares (más de 27 millones y medio de euros, unos 4.600 millones de pesetas) por la cabeza de Bin Laden, y en los valles donde se cultiva la amapola del opio y en las escarpadas montañas donde se procesa la heroína muchos sueñan con hacerse inmensamente ricos. La CIA nunca admitirá que sus agentes contactan con los barones del narcotráfico de la franja fronteriza, pero EEUU vive tiempos turbulentos y los norteamericanos parecen dispuestos a recurrir a lo que sea para ganar la guerra global al terrorismo. Hasta el año pasado, cuando los talibán promulgaron un decreto prohibiendo las plantaciones de amapola, Afganistán era el primer productor mundial de opio. Bin Laden, cuya habilidad para los negocios sólo se ve superada por su perfidia asesina, no podía dejar escapar la oportunidad. Durante años usó las redes del narcotráfico, que nacen en la polvorienta Jalalabad y pasan por sitios como Chechenia o Kosovo, para financiar su organización terrorista.


En el resto del artículo, Rojo muestra una especie de repugnante admiración por los agentes de la CIA y sus tácticas terroristas. En fin, señor Rojo, podría pedir un puesto de limpiador de retretes en la embajada norteamericana más próxima, porque demuestra que no se está enterando de nada en lo que a Afganistán, la CIA y la heroína respecta. La CIA lleva pringada con traficantes de drogas de todo tipo desde que se llamaba OSS hasta la fecha. Lea usted libros: no son malos para la salud.

Próximamente en narcoguerrilla:
Comentarios al informe 2001 del OEDT -no, no es un agua de colonia francesa, sino el Observatorio Europeo de las Drogas y la Toxicomanías-, o cómo silbar mirando para otro lado mientras la prohibición hace aguas por todas partes... Y alguna otra cosa que irá surgiendo.

16 noviembre 2001

ENCOD (European NGO Council on Drugs and Development / Consejo Europeo sobre Drogas y Desarrollo) es la red de organizaciones no gubernamentales y ciudadanos de países pertenecientes al Consejo de Europa, radicada en Bélgica, que reúne a los interesados en el impacto del comercio ilegal de drogas y de las políticas de control de dicho comercio sobre los paises en desarrollo.

Durante los meses de verano de 2001 ENCOD ha reunido información sobre la situación actual de las políticas de control de sustancias ilegales en los principales paises del oeste europeo. La información está disponible en inglés, bajo el título "A SNAPSHOT OF EUROPEAN DRUG POLICIES. An overview on the current state of drug policies and the main actors in the debate on drug policy in Europe." a través de la url
http://www.encod.org/rap-kaarteuropa.html

Esta es la traducción de un fragmento del informe.

El Cannabis llegaría en primer lugar

Existen varias razones para pensar que la primera sustancia en conseguir un cambio de estatus legal será el cannabis. En primer lugar, se está dando un aumento en la prevalencia del uso de esta droga. En la mayoría de los países no es difícil de obtener, y el consumo en lugares públicos es un fenómeno en aumento. En Dinamarca, Holanda y Suiza, la venta de cannabis al por menor se da de forma bastante abierta en establecimientos comerciales que muy rara vez sufren obstruccion por parte de las autoridades. La mayoría de los responsables gubernamentales reconocen el hecho de que el cannabis sigue incluido en la lista de sustancias prohibidas por un mero propósito "educativo", destinado a mantener un mensaje de "prevención". Como consecuencia, la credibilidad de las leyes sobre el cannabis disminuye, especialmente entre los más jóvenes, que piensan que estas leyes van dirigidas especialmente contra ellos.

En segundo lugar, el consumo e incluso la posesión de cannabis en pequeñas cantidades apenas está considerado como una falta en la mayoría de los países, y en los casos en los que se castiga se hace mediante sanciones administrativas. A la larga esta situación irá creando un problema político, pues parece estratégicamente complicado el permitir la posesión pero no la compraventa. Algunos países intentan sortear este problema recurriendo a todo tipo de medidas legales que caen en la ambigüedad, mientras que en otros, los fiscales o las fuerzas del orden han tomado la iniciativa de abandonar la persecución de los que violan las leyes sobre el cannabis. Sin embargo, hasta ahora sólo un país -Suiza- parece dispuesto a llevar este enfoque hasta sus últimas consecuencias, en concreto la instauración de un marco legal para todo el circuito, desde la producción hasta el consumo. Si esto ocurriera, podría convertirse en un banco de pruebas para otros países europeos por un lado, y para otras sustancias por otro.

En tercer lugar, la reciente oleada de noticias sobre el uso médico del cannabis parece contar con la aprobación de la opinión pública, en el sentido de que una droga descrita tradicionalmente como peligrosa tiene aplicaciones médicas beneficiosas para los humanos. En varios países, las asociaciones de enfermos de esclerosis múltiple o cáncer están reivindicando su derecho a hacer uso de las aplicaciones terapéuticas del cannabis. Varios parlamentos y tribunales regionales se han mostrado receptivos al argumento de que las consideraciones humanitarias y médicas deberían prevalecer sobre las de tipo moral o legal. Si bien esto daría pie a un nuevo debate, sus repercusiones en el debate de las drogas en conjunto podrían ser significativas. Es sin duda otra oportunidad para que los ya muy populares movimientos a favor de la legalización del cannabis hagan un uso aún mayor de su capacidad de movilización.

13 noviembre 2001

* A vueltas con la heroína afgana

Como los juntaletras -"periodista" es demasiado para ellos- y tertulianos españoles siguen insistiendo en propagar consignas del Departamento de Estado norteamericano respecto a Bin Laden y la heroína, me veo obligado a recordarles que la propia prensa norteamericana no sigue estas consignas. Aquí va la traducción de un fragmento de un reportaje de TIME Magazine -no, el autor no es ni Chomsky ni Al Giordano- a ver si espabilan estos atontaos.

'En Washington, los legisladores afirman que los Talibanes y el presunto terrorista Osama Bin Laden están implicados en el tráfico de drogas. En una reciente sesión del Congreso, el republicano Mark Souder habló de "las oscuras sinergias entre el tráfico de drogas y el terrorismo internacional". Si bien algunos clérigos integristas afganos afirman que las drogas constituyen un arma legítima para minar las sociedades occidentales, no hay evidencia de que Al-Quaeda, la red de Bin Laden, haya usado nunca la heroína afgana para financiar sus presuntas actividades terroristas. Un diplomático árabe en Islamabad afirma que la mayoría de los fondos de Bin Laden provienen de las donaciones de ricos musulmanes del Golfo y de Oriente Medio que simpatizan con su causa. "Bin Laden tiene acceso a una gran cantidad de dinero. No necesita mancharse las manos con las drogas", afirma el diplomático.

Mientras tanto, en una región controlada por la Alianza del Norte, el díscolo aliado de Washington, se cosecha el grueso de la producción afgana de opio para este año. Una encuesta de la ONU dada a conocer el mes pasado muestra que los campesinos de la provincia de Badakhshan han cubierto sus escarpados valles montañosos con las adormideras de color escarlata de las que se extrae el opio. Utilizando satélites e informantes de campo, la ONU ha llegado a la conclusión de que el cultivo en Badakhshan ha aumentado de 2.548 a 6.342 hectáreas, lo que equivale a un 83% de la cosecha total de opio afgano, que asciende a 185 toneladas. Los traficantes no han perdido el tiempo a la hora de financiar el cultivo mediante el adelanto de dinero fresco a los agricultores. Pese a todo, dicen los expertos antidroga, estamos ante una caída enorme en la cantidad de opio respecto a la cosecha del año pasado.'

Más adelante, en el texto de TIME viene una curiosa declaración de Bernard Frahi, director de la UNDCP en Islamabad, quien cifra en 500.000 el número de adictos en Pakistan. Digo curiosa porque últimamente he visto cómo este número menguaba o crecía mágicamente desde los 500.000 que cita el gabacho hasta los 3.000.000 en algún otro medio, pasando por una cifra de compromiso de 1.500.000. Visto lo visto, las cifras oficiales no valen ni lo que cuesta el papel en el que vienen impresas.

Respecto a la utilización que se viene haciendo del tema de la heroína, encuentro que su comercio es mucho más respetable que el de, por ejemplo, las minas antipersona o las bombas de racimo -por citar dos productos que EEUU fabrica y exporta sin trabas- así que el hecho de que Bin Laden trafique o no con ella no añade un ápice de mal o de bien a su causa. Además, si hay un país que ha traficado con drogas a mansalva para financiar guerras de todo tipo, ese es EEUU, así que no veo a qué viene este escándalo hipócrita.


11 noviembre 2001

Britannia Rules the -cannabic- World

* Seguimos con el asunto del cannabis en Inglaterra. Una encuesta "confidencial" en la que han participado oficiales de policía, juristas y asistentes sociales pertenecientes a más de 300 grupos que intervienen en el ámbito de las drogas ha arrojado un resultado de un 80% de los encuestados favorables al establecimiento de un sistema de licencias para pubs, cafés y tiendas donde se vendería marihuana y hachís. Según los encuestados, el sistema debería implantarse cuanto antes.
Más en The Observer

* Colin Davies ha debido de enterarse de esta propuesta y se ha puesto las pilas. Este activista cannábico, que ya fue detenido en septiembre al abrir un "cannabis cafe" al estilo holandés, se ha apresurado a reabrir su "Dutch Experience" al calor de la reclasificación del cannabis en el Reino Unido. Esta vez, Colin ha especificado que no habrá cannabis a la venta, sino que se trata simplemente de un lugar donde poder fumar en una atmósfera agradable y distendida. "Dutch Experience" lleva funcionando dos meses en Stockport sin que la policía se haya vuelto a pasar por allí. Más en cannabisnews

Es indudable que el Reino Unido adoptará más pronto que tarde un sistema muy similar al holandés, e incluso más avanzado. Esperemos que cuando esté funcionando, los medios de comunicación españoles se dignen a romper el silencio mantenido hasta la fecha. Nos vendrá muy bien para ir pensando en nuestros propios cambios legislativos.

07 noviembre 2001

* La conspiración del silencio
Como de costumbre, la reclasificación del cannabis en el Reino Unido ha sido silenciada por la prensa española- con la honrosa e insólita excepción del ABC. Una prensa "grande" y "libre" que pierde el culo cada vez que Gonzalo Robles (nuestro lehendakari antidroga) les pide que publique una nueva sarta de mentiras. El Mundo no se cortaba un pelo y hace poco publicaba, tal cual, un reportaje elaborado por el Plan Nazional sobre Drogas repleto de patrañas e idioteces -y contestadas por el autor de esta web. EL PAIS Semanal, con más disimulo, se cubría de gloria con un penoso reportaje asustaviejas sobre el terrible Éxtasis, una droga que ha matado a muchísima menos gente -tanto en términos absolutos como relativos- que el alcohol que se anunciaba en unas siete páginas completas en ese mismo suplemento semanal. No hace mucho que hicieron lo propio con la cocaína con resultados igualmente lamentables.

* MDMA medicinal
Y hablando del MDMA, ya es oficial. La FDA norteamericana ha aprobado un protocolo de investigación sobre los efectos terapéuticos de esta droga para el tratamiento del trastorno de estrés post traumático. Se trata de una decisión histórica, pues los ensayos con MDMA previos a su prohibición se llevaron a cabo en la alegalidad -algo lógico, si tenemos en cuenta el precedente del LSD. Es por tanto la primera vez que se va a efectuar un ensayo clínico aprobado por el gobierno de EEUU con esta droga tan injustamente tratada. Como afirma el dr. Michael Mithoefer, uno de los supervisores del estudio:

"Es irónico que cuando estas drogas pasan a la clandestinidad, la investigación legítima desaparece, al tiempo que el uso ilegal y lúdico sube como la espuma -(N del T) a lo mejor esto es lo que se busca, Dr. Mithoefer- Me parece estúpido que se dé una situación en la que millones de personas utilizan esta droga sin control, mientras que los científicos que intentan investigar sobre ella no pueden."

Quizá por eso el juez encargado por la DEA en 1986 para juzgar el caso dictaminó que el MDMA debía clasificarse en la lista III -la menos restrictiva. Su veredicto fue ignorado por la DEA y el gobierno norteamericano, quienes colocaron al MDMA en la lista I, junto con la heroína, la cocaína y el cannabis, mediante un procedimiento de urgencia. En fin, es un gran logro para MAPS, la asociación promotora del estudio. Si Rick Doblin, presidente de la asociación, no se equivoca, en cinco años podría haber MDMA fabricado legalmente en los EEUU para uso terapéutico.

* El Cannabis: Droga Milagrosa
Y si de usos terapéuticos se trata, habrá que volver al cannabis y a Inglaterra, donde The Guardian publica un artículo que no desentonaría en las páginas de High Times. Su título: "Es Oficial: El Cannabis es una droga milagrosa". Lo que veníamos diciendo los activistas desde hace muchos años -siendo tratados de chiflados por ello- se está convirtiéndo ya en realidad científica. En el artículo se pronostica un espléndido futuro para nuestra planta amiga, a la que se compara con la penicilina y la aspirina, y se ofrece una fecha -el año 2002- para la legalización plena de su uso terapéutico. Más en BBC news, que ofrecerá un programa especial sobre el tema dentro del espacio Panorama.

Una semana más llena de buenas noticias. Si alguien te pregunta, dile que no te enteraste por el telediario de Sáenz de Buruaga, sino a través de narcoguerrilla (informando verazmente sobre drogas desde el año 2000)

24 octubre 2001

Inglaterra suaviza el estatus legal del cannabis

David Blunkett, Ministro del Interior británico anunciaba ayer la reclasificación del cannabis en la categoría "C", junto con los esteroides o los tranquilizantes. Es con toda claridad un primer paso hacia algún tipo de regulación del cannabis en Gran Bretaña. Aunque algunos medios se han apresurado a hablar de legalización, la posesión de cannabis todavía puede acarrear una pena de dos años de cárcel en el Reino Unido, pero -paradojas de la ley de aquel país- esta medida supone que ya no se podrá detener y llevar a la gente a comisaría por posesión (lo que estaba provocando un colapso en las labores policiales: 7 de cada 10 detenciones por drogas tenían como motivo el cannabis).

Se habla de una despenalización encubierta del consumo, de una conmoción... nada que no se viniera anunciando desde que se montara un buen pollo antes del pasado verano, pero desde luego que es mucho menos de lo que en principio parecía que se iba a hacer. Como decía un profesor mío en el colegio -que por cierto era un hijo de la grandísima puta-, "poco a poco hila la vieja el copo". Todo se andará, y desde luego que los activistas del Reino Unido no se van a quedar parados.

Todas las reacciones están en cannabisnews, la mejor forma de estar al día en estos temas.

18 octubre 2001

Raúl del Pozo y Luis Del Olmo: Los alegres bebedores

bitacoras.net es el sitio de referencia en castellano para mantener un log en condiciones (no como este). Consejos prácticos, herramientas, lugares donde alojar tu log, etc. Si te interesa cualquier tema y te gusta escribir, puedes publicar lo que te apetezca sin pedir permiso a nadie. Y así pasar de esos creadores de opinión y tertulianos de tres al cuarto, que lo mismo hablan de Eva Sannum que de las Torres Gemelas. Aunque Eva tenga un par de "Torres Gemelas" que quitan el hipo (perdón por el chiste), estos tipos se creen capaces de desentrañar cualquier asunto despachándolo con dos frases ingeniosas. ¿

Y a qué viene todo esto? Pues resulta que hoy estaba escuchando a Luis Del Olmo y de repente se empiezan a descojonar porque no sé qué organismo oficial riojano había decretado que el vino es una droga. Y Raúl del Pozo empieza a hablar de la cultura del vino, y tal y cual, Pascual, riéndose de lo tontos que son los políticos, con el asentimiento entusiasta de Del Olmo.

Es gracioso, porque seguro que tanto uno como otro líder mediático ignoran que el cannabis -peligrosísima droga, si hemos de creer a los invitados del microespacio "Todos Contra la Droga" de Del Olmo- no ha causado una sola muerte en sus 5.000 años de uso, mientras que todos los años mueren 16.000 españoles por beber alcohol, sin importar si se trata de Vega Sicilia o Don Simón.

Y es que uno uno está un poco harto de que cada vez que sale a relucir el cannabis, estos carcamales fascistas lo relacionen inmediatamente con chavales melenudos tirados entre la basura, mientras que si se habla del vino, en lugar de imaginar a un vagabundo cirrótico bebiendo de un tetrabrik, se ven a sí mismos en su segunda residencia, con el batín y un buen libro -alguno de Ussía o algo así- junto a la chimenea y degustando un caldo de excelente añada.

Incapaces de entender que el cannabis tiene una cultura tanto o más rica que la del vino -y bastante más antigua- estos señores desprecian lo que ignoran: aromas, sabores y texturas de afgano, nepalí, rojo libanés, bhang, charas y hasta el mítico "Hasssan II" -ese costo marroquí del que se hacían unos cientos de gramos cada año-, o de todas las variedades de marihuana, desde la Superskunk a la Shiva Shanti, pasando por la Jack Herer o la Acapulco Gold, toda una riqueza que nos estamos perdiendo por culpa de unos cuantos fanáticos chalados.

En el fondo, poco ha cambiado en algunas mentalidades -por mucha transición democrática y polladas de estas que hayan vivido- desde que un autor sensacionalista que escribía con seudónimo -curándose en salud-, paría estas líneas que hoy nos dan más risa y ascopena que otra cosa:

“... en España el vicio de las drogas resulta prácticamente inexistente. Pueden influir muchos factores en este balance positivo de los españoles. No nos parece aventurado afirmar que los de más peso son la religiosidad característica del español, su integridad humana, su estoicismo cristiano. Otros factores pudieran ser el viril realismo español, su escasa capacidad de morbosa imaginación. Sin olvidarnos de que los españoles cuentan a lo largo y a lo ancho del solar hispánico con toda una extensa y aristocrática teoría de vinos. El hombre español bebe vino y no necesita recurrir a la degeneración del uso de las drogas para rehuir la aspereza de la vida. El hombre español -por ser un hombre de verdad- prefiere enfrentarse con el peligro, coger el toro por los cuernos y lidiarlo cara a cara...”

Lis Chaterlon: “El tráfico de las drogas”-Ed Rodegar- Barcelona-1963

15 octubre 2001

Como cualquiera puede comprobar por el tiempo transcurrido, mis buenos propósitos quedaron en agua de borrajas. De todas formas, no descarto hacer algún día un log tan activo como el de mi amigo virtual Mariano Al Fumeta. Pero vamos al grano:

Osama, Orwell y la superheroína

La frase se atribuye a Churchill, y suena con creciente frecuencia en estos días: "la primera víctima de la guerra es la verdad". Si la cita había venido siendo utilizada por los activistas que nos oponemos a esta mascarada cara, fanática, contraproducente, criminal y criminógena que se ha dado en bautizar como Guerra Contra (algunas) Drogas, con más motivo viene al caso cuando en esta guerra de nuevo cuño se mezclan las dos cuestiones.

El pasado domingo pude ver un repugnante reportaje en la Primera de TVE en el que se intentaba manipular el muy evidente tráfico de opio y heroína que han venido haciendo los talibán desde principios de la pasada década, para añadir más leña al fuego de esta guerra. Nada nuevo bajo el sol, pues en su día ocurrió lo mismo con Pakistán o ha venido sucediendo desde los años sesenta en incontables países para financiar todo tipo de guerras y movimientos de contrainsurgencia, en todos y cada uno de los casos con la anuencia de los EEUU. Sólo cuando el Departamento de Estado cambia de talante con respecto a este o aquél país -como ocurrió con Noriega y Panamá en su día- vienen los obedientes medios a recordarnos que se trata de peligrosos narcotraficantes.
Poco importa que -como decía uno de los más bien miserables afganos que aparecían en el reportaje- los narcodólares estén en bancos de Barbados, Islas Caimán, Antigua, las Islas del canal, Gibraltar, Mónaco o EEUU. Los autores del reportaje machacaban sin descanso:los talibanes son los peores narcotraficantes del mundo. Que más da que la Alianza del Norte, los pakistaníes, los uzbekos, los chechenos y todos los países de la zona hagan lo mismo con mayor o menor descaro, si de lo que se trata no es de informar, sino de que demos nuestro asentimiento a esta carnicería.

Por si a alguien le quedara alguna duda de que nuestros medios de comunicación de masas se comportan habitualmente como una extensión del Miniver orwelliano, este artículo de Michael C. Ruppert debería ayudar a que ciertas vendas cayeran de ciertos ojos. Me limitaré a traducir una parte del artículo. El resto, para los que sepáis inglés. En fin, no sé si lo leí por aquí, pero los telediarios deberían llevar estos días una advertencia, como algunos fármacos (tómese con precaución, consulte a su médico, etc.)
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- En un caso de la más escandalosa de las propagandas, la agencia de noticias PTI, de Nueva Delhi, publicaba una historia el pasado 4 de octubre bajo el siguiente titular: "Laden planeaba sembrar el caos en EEUU mediante una super heroína" El párrafo principal rezaba así:

'El terrorista más buscado, Osama Bin Laden, había planeado el desarrollo de una "super heroína" para exportarla a EEUU y Europa Occidental y así sembrar el caos en la región mucho antes de los criminales ataques del 11 de septiembre. La red de terror de Osama bin Laden ha intentado desarrollar una forma de heroína de alta potencia con el fin de exportarla a los EEUU y Europa Occidental, según publicaba hoy un importante rotativo norteamericano citando fuentes de inteligencia de aquel país'

Esta es una de las patrañas más escandalosas que he leido en mi vida. Me especialicé en la heroína cuando trabajaba en el Departamento de Policía de Los Angeles, y también recibí entrenamiento al respecto en la DEA en 1976. No existe nada parecido a una "super heroína". La heroína es diacetilmorfina, un producto químico. Si en su mejor calidad es pura al 100% se suele cortar al menos cuatro veces, cada una de ellas al 50%, llegando a una pureza del 6,25% cuando se vende en la calle. No existe una forma de fabricarla más potente a menos que se corte
menos, lo que automáticamente supone una pérdida de beneficios para el vendedor callejero. Son los intermediarios y los vendedores de escalas inferiores los que cortan el producto, no el fabricante. Es mucho más fácil pasar 1 kg. de heroína pura desde Afganistán hasta Uzbekistán, Pakistán o Turquía que hacerlo con 8 kilos cortados al 6,25%. Harían falta ocho veces más aviones y camiones para esto.
Cada vez que un intermediario corta la heroína, obtiene el doble para vender.
Esta invención de los medios implica que Osama bin Laden controlaría el tráfico de drogas al menudeo en los ghettos negros de Nueva York y Los Angeles, así como los barrios residenciales de San Francisco y Chicago. Sería la única forma de llevar una "super heroína" a las calles de EEUU.

¿Y qué hay del hecho de que -según la DEA y el departamento de Justicia-
más del 60% de la heroína que llega a los los EEUU viene de Colombia?
También controla Bin Laden a los colombianos?

08 julio 2001

Recogemos este mensaje de Hipólito enviado a la lista de Energy Control. Por cierto, Hipólito, no hay nada de increíble o escandaloso en lo que cuenta Chomsky. Lo increíble es el mejunje que nos sirven los mass media intentando que creamos que existe una guerra contra las drogas.

Hace unos días recibí un correo de la organización americana MAPS (Asociación Multidisciplinar para el Estudio de los Psicodélicos) enviado por un suscriptor que contiene un extracto de una entrevista a Noam Chomsky.

Noam Chomsky está considerado el intelectual más citado del mundo. Lingüista norteamericano, su fama le viene de sus abundantes ensayos filosóficos y políticos. Quizás su especialidad como lingüista, le empuja a llamar a las cosas por su nombre, y le convierte en un pepito grillo que no pierde ocasión en denunciar los desmanes del poder. Por esta razón se le considera un disidente, algo así como el Saharov americano. Y sus ensayos son reconocidos por otros intelectuales de todo el espectro político.

Por esta razón me parece oportuno aportar al grupo la traducción de un extracto de una entrevista, por que hace referencia al tema de las drogas, que tanto nos ocupa, y por que acaba con unas conclusiones que están en la línea de lo que EnergyControl preconiza.

Bueno, basta de rollos y doy paso al maestro. Lo que dice puede parecer a veces escandaloso e increíble. Pero como prueba de lo acertado de sus razonamientos y la validez de sus fuentes documentales, sirva decir que jamás ha sufrido ninguna querella por difamación, a pesar de que sus denuncias apuntan alto, y se recogen en libros con millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.

Más información en:
http://www.ariannaonline.com/interact/phorum/read.php?f=5&i=24&t=24
http://www.hal-pc.org/~clyndes/political-chomsky.html

NOAM CHOMSKY SOBRE EL COMPLEJO INDUSTRIAL DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS

La propaganda es mucho más eficaz cuando se combina con el terror. Se tiene el mismo problema en el ámbito doméstico, donde el público se desmadra continuamente. Se han de poner en marcha medidas para asegurar que la gente permanece pasiva, apática y obediente, y no interfiere en el privilegio o el poder. Es un asunto capital de la democracia moderna. Igual que se expanden los mecanismos de la democracia, como los derechos de los ciudadanos, crece también la necesidad de controlar al pueblo por otros medios.

De este modo, el crecimiento de la propaganda corporativa en los USA más o menos sigue en paralelo al crecimiento de la democracia. No es ningún secreto. Se discute de un modo franco y abierto en libros y revistas de negocios, y en publicaciones académicas de ciencias sociales. Se trata de luchar en la eterna batalla por las mentes de las personas, según la fraseología estándar, para adoctrinar y uniformar del mismo modo en que los ejércitos uniforman a sus miembros. Se trata de medidas de control de la población. Esta ingeniería o manufactura del consenso, es la esencia de la democracia. Se trata de asegurarse de que intrusos ignorantes y entrometidos –es decir, nosotros; el pueblo- no interfieren con el trabajo de la gente seria que gestiona los asuntos públicos en defensa del interés de los privilegiados.

Uno de los medios tradicionales y más obvios para el control del pueblo en cualquier sociedad, independientemente de que se trate de una dictadura militar o una democracia, es asustarla. Si el pueblo está asustado, estará dispuesto a ceder autoridad a sus superiores para que les protejan: “De acuerdo, te dejo que dirijas mi vida a cambio de que me protejas”. De este modo se estimula el miedo a la droga y al crimen mediante la propaganda estatal y del mundo de los negocios.

La Guerra a las Drogas (The Drug War) es un esfuerzo por estimular el miedo a la gente peligrosa de la que nos debemos proteger. Es además un medio de control de lo que se califica como “clases peligrosas”, esa gente superflua que realmente no tiene ninguna función asignada y no contribuye a la generación de beneficios y la creación de riqueza. Hay que ocuparse de ellos de algún modo.

El consumo de marihuana llegó a su pico a finales de los 70, pero no por ello se criminalizó en exceso. No ibas a la cárcel por consumirla, porque la mayoría de los consumidores eran gente encantadora como nosotros, los hijos de los ricos. No los mandas a la cárcel del mismo modo que no lo haces con ejecutivos de grandes empresas, a pesar de que los delitos corporativos son más costosos y peligrosos que los delitos callejeros.

Pero entonces, durante los años ochenta el uso de varias sustancias “poco saludables” empezó a declinar entre los sectores más educados: marihuana, tabaco, alcohol, carne roja, café, toda esta categoría de productos. Por otra parte, su uso permaneció estable entre los sectores pobres de la población. En los Estados Unidos, la correlación negros y pobres - no son idénticos pero existe una correlación – en sectores pobres de la población de negros e hispanos, el uso de estas sustancias permaneció estable.

Por esta razón, mejor prestar atención a estas tendencias cuando se invoca una “guerra contra las drogas”, se sabe exactamente que enemigos se van a seleccionar: gente pobre y negra. No vas a detener a gente blanca y rica: no vas a buscarlos a sus zonas residenciales de clase media alta como en la que yo vivo, donde si alguien se va a su casa y esnifa cocaína, la policía no va a entrar en ella derribando la puerta de una patada. Por tanto, hay muchos factores que hacen que la guerra a las drogas sea una guerra contra los pobres, mayoritariamente gente de color. Este es el tipo de gente de la que se quieren deshacer.

La gente pobre es básicamente superflua para la producción de riqueza, y por esta razón los ricos quieren desembarazarse de ella. Los ricos además atemorizan al resto, por que si te asusta esa gente, te someterás a la autoridad del estado.

Pero más allá de todo esto, existe un estado industrial. Desde los años treinta, los hombres de negocios han entendido que una economía capitalista privada competente debe recibir generosos subsidios del estado; la única cuestión es cómo conseguir estos subsidios. En los Estados Unidos la forma principal es a través del sistema militar. Los sectores más dinámicos de la economía –ordenadores, Internet, la industria aeronáutica, la farmacéutica – se han alimentado de los presupuestos del ejército.

Pero la industria del control del crimen, tal y como la definen los criminólogos, se está convirtiendo en la industria de crecimiento más rápido en los USA. Y como industria estatal que es, se financia con dinero público. Sobre todo la industria de la construcción, de bienes inmuebles, y de alta tecnología.

Está alcanzando una escala tal, que la alta tecnología y demás proveedores del ejército la observan como un mercado codiciado para colocar alta tecnología para el control y la vigilancia, así se puede observar lo que la gente hace en su vida privada con sofisticados dispositivos y superordenadores: seguimiento de sus conversaciones telefónicas, análisis de orina, y cosas por el estilo. De hecho, llegará el día en que esta población superflua se podrá confinar en sus propias casas, no en la cárcel, y simplemente se les controlará por vía remota, registrando si hacen algo incorrecto, dicen algo incorrecto o van en la dirección equivocada.

Es evidente que se trata de un gran mercado potencial, cuando las compañías de la industria de defensa se interesan por él: se puede leer al respecto en “The Wall Street Journal”. Las grandes firmas de asesoramiento legal y de inversiones se interesan: Merrill Lynch facilita generosos préstamos para la construcción de prisiones. Si se toma el sistema al completo, probablemente se esté acercando en dimensiones al del Pentágono.

Además, es una fuerza de trabajo tremenda. Se habla mucho de los trabajadores forzados de China, pero el trabajo forzado de los reclusos es un estándar aquí (en USA). Es muy barato, no se organizan, los trabajadores no reclaman derechos, no te has de preocupar por las pensiones y el seguro médico, por que el dinero público cubre todos estos gastos. Es lo que se llama una fuerza de trabajo flexible, el tipo de cosas que los economistas adoran: tienes los trabajadores cuando los necesitas, y te deshaces de ellos cuando no son necesarios. Es más, se trata de una vieja tradición americana. Hubo una gran revolución industrial en algunas zonas del sur a principios del siglo XX, en el norte de Georgia, Kentucky y Alabama, y se apoyó sobre todo en fuerza de trabajo reclusa. Los esclavos estaban técnicamente liberados, pero al cabo de unos años, en esencia, volvían a ser esclavos de nuevo.

Una forma de controlarlos era confinándolos en prisiones, donde se convertían en fuerza de trabajo controlada. Este es el núcleo de la moderna revolución industrial del Sur, que continuó en Georgia desde los años 20s, y hasta la Segunda Guerra Mundial en sitios como Mississippi. Ahora todo esto se revitaliza. En Oregon y California existe una sustancial industria textil en las prisiones, que exporta a Asia. A la vez que la gente critica la fuerza de trabajo encarcelada en China, California y Oregon exportan textiles “de fabricación reclusa” (“prison-made”) a China.

...En el estado de Washington, los trabajadores de Boeing protestan por la exportación de puestos de trabajo a China, pero probablemente no saben que sus puestos de trabajo se están exportando a prisiones cercanas, donde hay mecánicos que trabajan para Boeing bajo condiciones que, por razones obvias, son el regocijo de los gerentes de la compañía.

Las Naciones Unidas intentan controlar el comercio internacional de drogas, y estiman su valor, entre 400 y 500 mil millones de dólares, lo que le convierte en superior al del petróleo, que significa un 10 % del comercio mundial. Se desconoce el destino de la mayor parte del dinero generado, pero se estima que alrededor del 60 % tiene como destino bancos norteamericanos.

¿Pero a donde va este dinero?. Gran parte de estas cantidades acaban en los paraísos fiscales más próximos. Es tan oscuro que nadie lo sigue, y de hecho nadie quiere saber al respecto. Pero el Departamento de Comercio publica cada año datos de inversión extranjera, a donde va la inversión en el extranjero de capital de los USA, y a lo largo de los 90s el gran interés residía en las inversiones en los “nuevos mercados emergentes” como los de la América Latina. Y resultó que un cuarto de las inversiones americanas en el extranjero, se produjeron en Bermuda, otro 15 % en las Bahamas y las Islas Caimán, y otro 10 % en Panamá, y así sucesivamente. Estas inversiones no están financiando a la industria siderúrgica de estos países precisamente. La interpretación más benigna es que se trata únicamente de paraísos fiscales. Y la menos benigna es que se trata de llevar el dinero negro a lugares en los que no se controla su procedencia. No sabemos de donde sale por que de hecho esto no se investiga. Esta no es tarea para el Departamento de Justicia, que está demasiado ocupado persiguiendo a chicos negros en los guetos por llevar un porro en el bolsillo.

Las políticas neoliberales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, dirigidas por los USA, tratan de transformar a los campesinos en exportadores de productos agrícolas, produciendo, no para el consumo local, sino para la exportación. Quieren reducir los programas sociales, tales como el gasto sanitario y en educación, y recortar el déficit público mediante el aumento de las exportaciones. De este modo bajan aranceles con el fin de poder verter en estos países productos muy subsidiados, lo que acaba provocando un recorte en la producción local de los campesinos indígenas. Ponlo todo junto y ¿Qué obtienes?. Tienes un gran incremento en la producción de coca boliviana, que se convierte en su única ventaja comparativa.

Otro factor importante a tener en cuenta es la guerra clandestina. Si se observa la historia de lo que se conoce como la CIA, o lo que es lo mismo, la Casa Blanca, sus guerras sucias, sus asuntos bélicos clandestino, llevan directamente a la producción de drogas.

Todo comenzó en Francia después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los Estados Unidos trataban esencialmente de restituir el orden social tradicional, trataban de rehabilitar a los colaboradores fascistas, barrer a la “Resistance” y reventar a los sindicatos y todo lo demás. Lo primero que hicieron fue reconstruir a la Mafia, de gran utilidad para romper huelgas y para otros servicios por el estilo. Y la Mafia no trabaja por amor al arte, así es que hubo compensaciones: en esencia, les permitieron restituir los sistemas de producción de heroína, que habían sido destruidos por los fascistas. Los fascistas tenían tendencia a pilotar el buque del poder de forma hermética; no querían ninguna competencia, así es que expulsaron a la Mafia.

Pero los USA les devolvieron sus privilegios, primero en el sur de Italia y luego en el sur de Francia con la Mafia corsa. De aquí viene la famosa “French Connection”. Este fue el principal centro de la heroína durante muchos años. Después las actividades terroristas de los USA se dirigieron hacia el Sudeste Asiático. Si se quieren conducir actividades terroristas, se necesita gente local para que lo hagan, y se necesita dinero negro para pagarles. Si se quiere alquilar a alborotadores y sicarios con dinero secreto, no hay demasiadas opciones. Una de ellas es la conexión de la droga. Es el conocido Triángulo Dorado, entre Birmania, Laos y Tailandia, que se convierte en un área de gran producción con la ayuda de los Estados Unidos, como parte de la guerra secreta contra las poblaciones de estos países. En América Central, se hizo público parcialmente con las comparecencias por el escándalo Iran-Contra, aunque se silenció gran parte de la trama. Pero está fuera de toda duda que las operaciones terroristas en América Central de la Administración Reagan estaban íntimamente ligadas y financiadas con el tráfico de drogas. Afganistán se convirtió en uno de los grandes centros del tráfico de drogas en el mundo en los 80s, por que este era el medio de pago por la contribución armada de los USA, valorada en millones de dólares: se trata de los mismos fundamentalistas islámicos que están arruinando su país. Esto es cierto a lo largo de todo el mundo. No se trata de que los USA traten de aumentar el consumo de drogas, es la forma natural en que las cosas suceden. Si te encuentras en la situación en la que has de emplear a rufianes y gangsters para matar campesinos y romper huelgas, y debes hacerlo con dinero invisible, ¿Qué te vendría a la mente?.

HT: ¿Cuál es tu postura en lo que respecta a la legalización de las drogas?

Chomsky: Nadie sabe cual sería el efecto. Cualquiera que te diga que lo sabe, es tonto o te engaña, por que nadie lo sabe. Es este tipo de cosas que deben ser probadas, debes experimentar y ver cuales son los efectos. Muchas drogas blandas ya son legales, principalmente alcohol y tabaco. El tabaco es de lejos el mayor asesino entre los psicoactivos. Las muertes por alcohol son un poco más difíciles de estimar, porque una gran cantidad de muertes violentas están asociadas al consumo de alcohol. Con cifras mucho más bajas vienen las denominadas drogas duras, que significan una pequeña fracción de las muertes producidas por el alcohol y el tabaco, quizás 10 o 20 mil al año (en USA). Las drogas duras con un crecimiento más rápido son las APS, sustancias del tipo anfetamina, producidas mayoritariamente en los USA. Respecto al resto de drogas, la marihuana no parece ser demasiado dañina. Quiero decir que generalmente se le considera como no saludable, pero tampoco lo es el café, ni el té, ni tampoco los pasteles de chocolate. Sería demencial criminalizar el café, aun a sabiendas de que es dañino.

Los USA son uno de los pocos países donde esto se considera un asunto moral. En la mayoría de países se considera un tema sanitario. En estos últimos no encuentras a políticos vociferando cuan duros van a ser en el tema drogas. Así es que lo primero que debemos hacer es abandonar esta fase de control de la población, y entrar en la esfera de los asuntos sociales. La corporación Rand estima que si comparas los efectos de los programas de represión del delito respecto de los programas educativos a la hora de reducir el uso de drogas, los programas educativos tiene una eficacia alrededor de 7 veces superior. La cuestión es, ¿Qué clase de educación vas a impartir?. Los programas educativos no son la única categoría posible. La educación también tiene que ver con las circunstancias en que las drogas se utilizan. La respuesta no es encarcelar a más gente. La respuesta es tratar de averiguar que está pasando en sus vidas, en sus familias, ¿Necesitan cuidados médicos, y cosas por el estilo?. Esta curiosa disminución en el uso de drogas entre sectores educados de la población, como dije, abarca todo el espectro –carne roja, café, tabaco, etc. Esto es educación. No es que hubiera un programa educativo que dijera deja de tomar café, es simplemente que las actitudes hacia uno mismo y en lo que respecta a la propia salud, el estilo de vida y todo lo demás, cambiaron entre los sectores más educados de la población, y los abusos desaparecieron. Y nada de esto tiene que ver con la criminalización. Simplemente tiene que ver con un aumento en la cultura y el nivel educativo, que conduce inevitablemente hacia un mayor cuidado de uno mismo.

03 mayo 2001

Feliz cumpleaños, Narconews!



Narconews es una web de la que esta es sólo un pálido reflejo. Su webmaster, Al Giordano, lleva muchos años investigando las relaciones del poder y el narcotráfico, y hasta tal punto disgustan sus trabajos que ahora tiene pendiente una demanda multimillonaria por parte de Banamex, un banco mejicano propiedad de Roberto Hernandez Ramirez, uno de los barones del narcotráfico mejicano que hace poco tuvo como ilustres huéspedes a Bill Clinton o el recién elegido presidente de México, Vicente Fox (no, no lo veremos en el telediario.
Pues eso, que esta web personal, que lleva 2,8 millones de visitas en su corta vida, cumple un año y queríamos celebrarlo con ellos y solidarizarnos con su labor.
Para saber más:

Entrevista con al Giordano en disinfo.com
La historia del caso Banamex, también en disinformation
La propia web de Narconews

06 abril 2001

Se diría que en España hay un apagón informativo permanente sobre lo que se ha dado en llamar "El Gulag Americano". Sólo algunos medios (Diario 16, EL PAIS), han tratado el tema, pero sin demasiada continuidad. Estas cifras son más elocuentes que una larga disquisición sobre el tema.

Algunos datos sobre el sistema de prisiones en EEUU:


- Desde 1910 hasta 1980, la población reclusa aumentó en 462.006 personas. Sólo en los años 90, el número de presos ha aumentado en 816.965 personas.

- El coste del sistema penitenciario estadounidense es de 40.000 millones de dólares. De éstos, 24.000 millones de dólares corresponden a los condenados por delitos en los que no se produce violencia (1,2 millones de reclusos).

- Los presupuestos de California y Nueva York destinan más dinero a las prisiones que a la educación desde mediados de los 90.

- El 76% del aumento en el número de presos desde 1978 a 1996 se debe a los condenados por delitos no-violentos, muchos de ellos por drogas (tráfico o simple consumo). De hecho, el 79,5% de las detenciones por drogas tienen como víctimas a simples consumidores, el 44% de estas por marihuana.

- Se calcula que el número de presos por drogas se eleva actualmente a 458.131. Este era el total de la población reclusa estadounidense en 1980.

- Los presos por drogas en EEUU exceden en 100.000 personas al total de presos de la Unión Europea (356.626) por todos los delitos, a pesar de que esta cuenta con 100 millones de habitantes más.

- El aumento de la represión se ha cebado especialmente en los negros que, a pesar de consumir drogas en un porcentaje equivalente al de su peso en la población en general (13%), forman el 62,7% de todos los condenados por drogas.

- Esto es aún más grave entre los jóvenes negros condenados por drogas, que ingresan en el sistema penal en una proporción 48 veces mayor que los jóvenes blancos por el mismo delito.

- A pesar de estas medidas draconianas, el uso de drogas no sólo no ha descendido durante los años 90, sino que ha aumentado, especialmente entre la juventud.

- Igualmente, durante los años 90, el precio de la heroína ha caído desde 1.200$ el gramo hasta los 317$, mientras que la pureza media en la calle ha aumentado del 5% al 25% (es decir, que es 8 veces más barata que a principios de la década). En el caso de la cocaína, la bajada ha sido menor, pero aún así se paga la mitad de lo que se pagaba en 1981 y su pureza media ha pasado del 40% al 70%.

Fuente:http://www.cjcj.org/drug/pp.html
Para las cifras de precio y pureza: National Drug Control Strategy, National Household Survey on Drug Abuse; Monitoring the Future Survey; Annual Medical Examiner Data; Drug Abuse Warning Network.

24 marzo 2001

Hipólito nos ha pasado la traducción y el comentario de este prólogo de Milton Friedman. Dado que últimamente estoy muy vago, bienvenidos sean.


"DESPUÉS DE LA PROHIBICIÓN:
Una aproximación adulta a las Políticas sobre Drogas en el siglo XXI"


Autor Timothy Lynch

copyright 2000 CATO Institute
ISBN 1-882577-93-0

Prólogo de Milton Friedman

Este libro contiene versiones revisadas de documentos presentados en la conferencia "Después de la prohibición: Una aproximación adulta a las Políticas sobre Drogas en el siglo XXI", en el Cato Institute el 5 de Octubre de 1999. Los documentos presentados cubren un amplio abanico de aspectos de la política actual sobre drogas. Los dos capítulos finales recogen el debate mantenido en la conferencia sobre si América debe legalizar o no las drogas.

Con independencia de cual sea tu punto de vista sobre este asunto, creo que no puedes leer este libro sin reconocer la tragedia social que resulta del intento de prohibir que la gente ingiera una lista arbitraria de sustancias designadas como "drogas ilegales". Esta lista incluye a la marihuana, para la que no hay registrado ni un solo caso de muerte por sobredosis en varios miles de años de uso y que tiene importantes usos médicos, pero excluye el alcohol, que también tiene usos médicos importantes, pero para el que la mortalidad anual es de varias decenas de miles sólo en los Estados Unidos.

Nunca, desde el desastroso intento de prohibir la ingestión de alcohol, ha estado nuestra libertad en tanto peligro como consecuencia de la mal llamada "guerra a las drogas".

¿Cómo es posible una guerra contra las drogas?. ¿Puede haber una guerra contra las piedras, los edificios, o la aspirina?. Naturalmente, las guerras se hacen contra seres vivos, no contra objetos inanimados. Y esta guerra se está librando contra personas. Como cualquier guerra, se sostiene en un caprichoso desprecio de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, derechos inalienables otrorgados por nuestro Creador, tal y como se cita en la Declaración de la Independencia.

Nuestra nación ha estado destruyendo países extranjeros porque no somos capaces de hacer cumplir nuestras propias leyes. Nuestra nación ha sido responsable del asesinato de cientos de miles de personas tanto en el interior como en el exterior, en una guerra que nunca debió iniciarse y que sólo se ganará, si se gana, a base de convertir a los Estados Unidos en un estado policial. Las detenciones anuales de alrededor de un millón y medio de personas sospechosas de incumplimiento de la ley, la mayoría de ellas por posesión de pequeñas cantidades de droga, es una evidencia terrorífica de cuán lejos estamos llegando en esta dirección.

Igualmente, el hacinamiento en las prisiones, a pesar de un aumento sin precedentes de su capacidad, tiene como consecuencia la puesta en libertad de personas condenadas por crímenes violentos para hacer sitio a personas condenadas por delitos relacionados con drogas, y a las que se les aplican penas mínimas obligatorias. Penas mínimas obligatorias que a menudo son tan duras que al menos un juez ha dimitido antes de convertirse en instrumento de estos castigos crueles e inhumanos, y otros muchos jueces han manifestado fuertes protestas. También está el hecho, evidenciado por el profesor de derecho de la Nova University Steven Wisotsky, de que "funcionarios encargados del cumplimiento de la ley, junto a fuerzas militares de los Estados Unidos, tienen el poder, casi ilimitado, de fisgonear, inspeccionar y detener sin garantías ni causa probada en la guerra al tráfico de drogas. La propiedad puede ser intervenida ante ligeras evidencias y confiscada por el gobierno federal sin pruebas de culpabilidad de su propietario. Un gobierno federal cada día más tiránico, ha aplicado presión e intimidación a propietarios de comercios y otros establecimientos privados para reforzar la implantación de la política federal sobre drogas."

¿Por qué las leyes contra la ingestión de cierta clase de sustancias han mostrado ser una amenaza mucho mayor para nuestra libertad que las leyes contra robos, asaltos o asesinatos?. La respuesta es sencilla. Las personas que han sido perjudicadas por robos, asaltos o asesinatos tienen un fuerte incentivo para denunciar el delito a los funcionarios encargados del cumplimiento de las leyes. Hay una víctima clara y evidente. El cumplimiento de la ley es una empresa cooperativa que tiene en cuenta a la persona perjudicada.

Por el contrario, cuando un vendedor voluntario y un comprador voluntario intercambian una sustancia que se ha designado como ilegal, ninguno tiene incentivos para reportar lo que la ley en su majestad declara como delito. Ninguno tiene un incentivo directo para cooperar con los funcionarios responsables del cumplimiento de la ley. La evidencia debe obtenerse de otros modos, como el uso de delatores, una práctica que todos los estado totalitarios han utilizado cuando han criminalizado el mantener o publicar opiniones "equivocadas", crimen cuyos autores voluntarios no tienen incentivos para denunciar. Tanto nazis como comunistas animaban a los niños a espiar y denunciar a sus padres por "crímenes contra el estado", y lo mismo hace la DEA, Agencia para la Represión de la Droga de los U.S. (ver capítulo 10).

La falta de un perjudicado con incentivos para denunciar la transgresión de la ley, también es la razón por la que los responsables de la represión de las drogas se dedican a la detención sin garantías, la confiscación de la propiedad sin proceso, y todo el resto de violaciones de las libertades civiles que se ha convertido en algo tan común en el incansable recrudecimiento de la guerra contra las drogas.

Los elevados beneficios económicos acentúan los peligros contra nuestra libertad. Provocan corrupción generalizada, requiriendo en consecuencia un número creciente de recursos necesarios para controlar a los controladores, y permitiendo a los traficantes de drogas la financiación de armas y ejércitos en cantidad y calidad comparable a la de los ejércitos que combaten la droga. Sólo pueden sobrevivir los traficantes mejor financiados y armados, con el irónico resultado de que nuestros esfuerzos por reprimir la droga protegen de la competencia a los grandes cárteles de forma más eficaz que lo que lo habría conseguido el cártel de la OPEC por sí mismo.

Las agencias responsables del cumplimiento de la ley son las mayores beneficiarias de la guerra contra las drogas, mientras que el propio cumplimiento de la ley es la principal víctima.

Las agencias se benefician de muchos miles de millones de dólares para la guerra contra las drogas, financiados vía impuestos y también a través de procedimientos confiscatorios, una fuente de financiación muy atractiva y lucrativa.

El cumplimiento de la ley se resiente porque al intentar forzar leyes contra crímenes sin víctima se rompe el vínculo entre los responsables de su cumplimiento y la comunidad. La corrupción generalizada consecuencia de las enormes sumas de dinero que se generan, destruye la confianza entre la policía y el público, esencial para el propio cumplimiento de la ley (ver capítulo 7). Es más, mientras que el gasto total para reforzar el cumplimiento de la ley ha crecido notablemente, una mayor fracción se dedica en la guerra contra las drogas y menos está disponible para reforzar las leyes contra robos, asaltos y asesinatos.

La Declaración de Independencia nos dice que los gobiernos son instituidos entre los hombres para asegurar ciertos derechos inalienables, y si alguna forma de gobierno se convierte en destructora de estos fines, el pueblo tiene derecho a modificarlo o abolirlo. Un gobierno que trata a su gente como si fueran niños pequeños, se ha convertido en destructor de estos fines. Ha llegado el momento de modificarlo.


Milton Friedman
Hoover Institution
Stanford, California
8 de Septiembre del 2000

Comentarios

Milton Friedman es posiblemente el economista vivo más citado y prestigiado. Ganador del Nobel de Economía en 1976, asesor para temas económicos de varios presidentes de los USA. Se le considera el máximo exponente la escuela monetarista de Chicago, englobada en la clasificación general de los neoclásicos. Se trata de una escuela económica que prima las leyes del mercado sobre la intervención estatal, y reduce la función del gobierno a la mínima expresión, centrándola sobretodo en garantizar la solidez de la moneda.

Su prólogo es un ejercicio intachable de objetividad. Resulta obvio que la política actual sobre drogas no ayuda a quien debiera ayudar, oprime a una gran masa de población que encuentra coartada su libertad, y supone un despilfarro del dinero de todos, favoreciendo la corrupción que lleva a la crisis de la democracia, que se basa en la mutua confianza entre gobernantes y gobernados. Se establece así una relación gobernantes/súbditos más propia de un sistema dictatorial/policial, donde el control social se establece en primer lugar a través del control del pensamiento vía medios de comunicación, y en segundo lugar mediante el uso de la fuerza.

Cuando Milton comenta "Un gobierno federal cada día más tiránico ha aplicado presión e intimidación a propietarios de comercios y otros establecimientos privados para reforzar la implantación de la política federal sobre drogas.", me recuerda las ocasiones en que un fornido agente de seguridad te obliga a tirar un porro, o en el peor de los casos te expulsa del local por fumar una sustancia para la que, como dice el prólogo " no hay registrado ni un solo caso de muerte por sobredosis en varios miles de años de uso y que tiene importantes usos médicos".

Por el contrario se acepta y favorece el consumo de alcohol y tabaco, causantes de 30.000 y 50.000 muertes anuales en España respectivamente.

Cuando Milton dice "Nuestra nación ha sido responsable del asesinato de cientos de miles de personas tanto aquí como en el extranjero en una guerra que nunca debió iniciarse...", me recuerda la invasión de Panamá, montada aparentemente para detener al presidente del país, el general Noriega, acusado de narcotraficante al servicio del cártel de Medellín. Este asalto a un país ¿soberano? causó un número indeterminado de muertes (quizás varios miles), entre ellas la de un periodista español, encañonado a distancia y asesinado a sangre fría por un marine norteamericano en presencia de una aterrorizada Maruja Torres (no recuerdo que el gobierno español formulara ninguna queja formal). Por no hablar del plan Colombia, que está recrudeciendo la guerra civil, inestabilizando a los países limítrofes y contaminando extensísimas áreas con herbicidas que destruyen todo la vegetación, afectando a personas y animales (de nada sirven las quejas de los gobernadores de los estados colombianos afectados), en lo que recuerda mucho al uso del agente naranja en las selvas vietnamitas.

En fin, el prólogo de Milton Friedman no tiene desperdicio, sobre todo en lo referente a la instauración de prácticas totalitarias. Habrá que estar atento, porque con la excusa de la represión de las drogas, lo que se pretende es reducir la libertad individual a la mínima expresión, empezando por la libertad de pensamiento.

¿A alguien le extraña que el Plan de Humanidades del gobierno reduzca las horas de filosofía a costa del aumento de las de Historia y Lengua (adoctrinamiento a través de la historia y la lengua, nos enseñan lo que somos y lo que debemos ser), o reforzando las asignaturas técnicas: pensamiento unidimensional, no cuestionarse nada, fe ciega en el sistema como motor del "progreso."

Bueno, en fin, que habrá que estar vigilantes, y recordar las palabras finales de Milton Friedman aplicándolas a nuestra propia democracia: "Un gobierno que trata a su gente como si fueran niños pequeños, se ha convertido en destructor de los fines para los que fue instituido, que son defender los derechos inalienables del ser humano: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

Ha llegado el momento de cambiarlo.

HIPOLITO
stenafer@teleline.es

01 marzo 2001


¿Deportistas contra la Droga?

Publicado en la edición electrónica de AS. Sobran los comentarios.

Oakley: “Un 60% de los jugadores se drogan”
El jugador de Toronto habla de “epidemia”, dice que la NBA no la quiere admitir y asegura que su política antidroga es “una broma”

José Manuel Moreno. Nueva York

La cifra es impresionante y tiene a la NBA buscando y pidiendo explicaciones. “Al menos el 60% de los jugadores utilizan marihuana y juegan drogados”, asegura Charles Oakley, uno de los baloncestistas cuyas palabras son más respetadas en el baloncesto profesional estadounidense. El alero pívot de Toronto estima que la NBA tiene un problema de drogas que no quiere admitir y que puede costarle muy caro.

La NBA niega que el consumo de marihuana sea tan extendido y David Stern, el presidente de la Liga, ha pedido a Oakley que presente pruebas: “Si es cierto que sabe que hay tantos jugadores que utilizan drogas, que de nombre y le pase una lista al sindicato de jugadores”. Stern, no obstante, está muy preocupado por la mala imagen de sus estrellas.

Oakley no suelta prenda de los nombres, pero dice que en la pista muchos de sus compañeros de Liga demuestran que están drogados. “Hay jugadores jóvenes que han perdido el respeto por el baloncesto, que no se entregan en los entrenamientos y que recurren a las drogas para tener la energía necesaria para jugar noche tras noche”.

28 febrero 2001

Otra vez el prohibicionismo

Hipólito nos ha dado permiso para publicar este artículo sobre la histeria anti alcohol que se ha desatado últimamente. Su sentido común contrasta con las chorradas de tanto gacetillero descerebrado

Leo en la prensa que según la OMS, el alcohol es responsable del 25 % de las muertes entre los jóvenes. A raíz de esta información, la ministra de sanidad del gobierno central, secundada por el conseller de Sanitat de la Generalitat de Catalunya, anuncian que presentarán leyes a sus respectivos parlamentos para impedir que jóvenes menores de 18 años consuman cualquier tipo de bebida alcohólica. Hasta ahora los que tienen 16 y 17 años sí pueden consumir cerveza y vino. Perece que esto se va a acabar.


Analicemos con más detalle las razones en las que se apoya esta nueva medida represiva.


La estadística del 25 % de muertes entre jóvenes se refiere a edades de entre 15 y 29 años. Por otra parte, la inmensa mayoría de las muertes se deben a accidentes de tráfico, provocados claro está por conductores mayores de edad, esto es con un mínimo de 18 años.

Para acabar de arreglar el asunto, resulta que este 25 % de muertes a causa del alcohol se refiere a una media mundial. En la Europa Comunitaria esta estadística bajaría al 10,5 %. En España esta cifra es más baja todavía.

Así es que los países del Este de Europa son los que más tiran de la estadística hacia arriba. ¿Por qué el consumo y las muertes de jóvenes es mucho mayor en los países del Este de Europa comparado con los de la cuenca Mediterránea?.

Se me ocurren dos explicaciones.

La primera es que en los países mediterráneos, donde el vino es barato, abundante y su consumo tiene una tradición milenaria, el alcohol está socializado: los adolescentes aprenden a beber alcohol con moderación por que empiezan a hacerlo con sus padres, en las comidas.

La segunda explicación es que los países del este de Europa han experimentado una hecatombe social tras la caída del comunismo. La pobreza y la desesperanza
entre la población general, y la adolescente en particular, les lleva a evadirse a través de la botella.

Dentro de la Europa Comunitaria, resulta que los países nórdicos de tradición protestante y especialmente rigurosos con el tema del alcohol, son los que
tienen cifras intermedias entre los del este y los mediterráneos. Así es que basándonos en una estadística que no les es aplicable, vamos a prohibir a los más jóvenes la posibilidad de beber cerveza o vino. Naturalmente esto no servirá para nada bueno. Quizás como ha pasado en anteriores ocasiones, esto añada un componente de morbo al colocón, en este caso de alcohol. Los jóvenes adolescentes de entre 16 y 17 años tendrán una razón de peso para beber no ya cerveza, sino directamente licores fuertes, y más adictivos, que puedan esconderse mejor. Auguro un gran éxito en la venta de petacas. Quizás se trata de educarlos para que se vayan acostumbrando a vivir en una sociedad de prohibiciones arbitrarias.

Para mí esto desenmascara a las políticas prohibicionistas. Parece que el objetivo, una vez más, es lavar la conciencia colectiva: nuestros representantes políticos se inventan un problema para mostrar que se hace algo para solucionarlo. Algo perfectamente inútil y arbitrario.

Para ilustras la noticia, Antena 3 mostraba el otro día unas imágenes terribles de jóvenes (de los que no se podía distinguir si tenían 17, 18 o 19 años) tambaleándose, borrachos como cubas. Los medios de comunicación de masas, en manos de las élites dirigentes, siguen los principios del ministro de propaganda nazi Goebbels: reúne 10.000 personas en defensa de lo que sea, y yo haré que parezcan un millón.

No sé, no sé. Esto no puede traer nada bueno.


07 febrero 2001

Traffic: A medio gas

Traffic: una oportunidad perdidaDentro de poco llegará a nuestras pantallas "Traffic", película de Steven Soderbergh ("Sexo, mentiras y Cintas de Vídeo") que ha causado una verdadera conmoción en EEUU por ser la primera producción de una Major en la que se cuestiona la eficacia de la guerra contra las drogas.

Este artículo del redactor jefe de Reason Magazine -publicación perteneciente a la corriente ultraliberal de la derecha norteamericana que tiene poco que ver con su periódico homónimo en castellano- no entra en la calidad cinematográfica de la película, ni en la interpretación, ni en la labor del director, sino que ataca su fondo ideológico. Nick Gillespie se lamenta de que Steven Soderbergh haya cuestionado los métodos y los resultados, pero sin tocar para nada la base moralista en la que se fundamenta la prohibición. Pero si Soderbergh ha caído en la tentación de lo edificante, la película tendrá sin duda la virtud de provocar en nuestro país un debate tan animado como el que ha suscitado en los EEUU. Todos sabemos que a las autoridades sanitario/policiales no les gustan nada los debates, así que bienvenida sea.

EL PASO Nº 13

Incluso algunos oponentes de la guerra contra las drogas se tragan sus mentiras.
¿Cómo es que las películas ostensiblemente favorables a las drogas son incapaces de mostrar lo bueno o de presentar el uso de drogas como algo distinto a la depravación? Cuando “Trainspotting” llegó a las pantallas norteamericanas en 1996, la controvertida historia de un grupo de yonquis escoceses vino precedida por una tormentosa polémica sobre su supuesta descripción positiva y libre de consecuencias del uso de drogas. En tertulias televisivas nocturnas y editoriales periodísticos se cacareaba sin parar sobre su mensaje “irresponsable” y se expresaba preocupación por su probable efecto negativo sobre la juventud estadounidense. La expectativa de una película sobre drogas que no siguiera al pie de la letra las consignas moralizantes al uso, fue mi razón principal para querer verla. Pero -ay!- “Trainspotting” me decepcionó, aunque fuera un drama convincente, muy divertido y perturbador en algunos momentos.

Sin duda era todo eso, pero también participaba de una larga tradición en la que se equipara uso de drogas con adicción y se destacan los aspectos más miserables de la cultura de las drogas: En una secuencia de la película, un personaje se zambulle en un repugnante retrete en busca de un supositorio para quitarse el mono; en otra, un bebé muere a causa de la negligencia de sus padres toxicómanos.

Aunque era de agradecer que la película no abundara en la clásica moraleja de “¡Eh, chavales, no hagáis esto en casa!”, era notable su incompetencia a la hora de reflejar las experiencias generalmente positivas con el uso de drogas ilegales por parte de la mayoría de la gente. Tampoco hacía más fácil la opción legalizadora. En realidad, su morosa delectación en el lado oscuro del uso de drogas y su énfasis en el potencial de estas para la violencia, el crimen y la destrucción, reforzaban la mentalidad prohibicionista.

Lo mismo ocurre con “Traffic”, la nueva película de Steven Soderbergh, que ha sido calificada como “una devastadora mirada sobre la inútil e hipócrita guerra contra las drogas emprendida por nuestra nación” (por citar una de tantas críticas favorables). Aunque la película constituye un ataque vasto y generalmente eficaz a la guerra contra las drogas en su forma actual e hiper militarizada, también recicla algunos mitos histéricos sobre el uso de drogas que podrían haber sido sacados de algún viejo episodio de “Dragnet”.

Lanzada a finales de diciembre en Nueva York y Los Angeles, y a principios de enero en el resto de la nación, “Traffic” ha obtenido una enorme respuesta por parte de la crítica, consiguiendo el aplauso del American Film Institute como una de las películas más sobresalientes del año 2000, y el premio a la mejor película del New York Film Critics Circle; más recientemente, consiguió hacerse con dos Globos de Oro.

La película también ha funcionado en taquilla, recaudando más de 21 millones de dólares en su primera semana de exhibición a nivel nacional. J. Hoberman escribe con aprobación en el Village Voice “Ejemplar realismo social Hollywoodiense”. Está en lo cierto. Aunque muy bien interpretada y fotografiada, la película es en gran medida la clásica obra “con mensaje”.

O lo que es lo mismo, una película repleta de tópicos que acaban por minar su eficacia al transmitir el mensaje de que, como todos los protagonistas dicen en un momento u otro de su metraje, la guerra contra las drogas es un colosal despilfarro de dinero, tiempo y vidas humanas que nunca conseguirá su objetivo de erradicar el uso de estas sustancias. Pero incluso si “Traffic” pretende la condena de quienes diseñan y ponen en práctica nuestra errática política antidroga – el lema de la película podría ser “más tratamiento y menos policía”-, continúa mostrando las drogas ilegales como sustancias que esclavizan y roban el alma, y su uso como un sendero inevitable hacia la desesperación y la degradación.

Así pues, y siendo la primera película de gran presupuesto que cuestiona la guerra contra las drogas y la última de una larga serie que demoniza su uso, “Traffic” es a un tiempo “un soplo de aire fresco y una bocanada de histeria”, en palabras de su editor asociado, Jesse Walker. Está claro que sólo en un contexto de histeria institucionalizada sobre las drogas ilegales –sólo en un mundo en el que el máximo responsable antidroga despilfarra el presupuesto en guiones de series televisivas, en el que programas de demostrada ineficacia como D.A.R.E. llevan a agentes de policía a las aulas, en el que esta misma policía detiene a más de un millón de norteamericanos cada año por posesión, y en el que decenas de miles de condenados por delitos no violentos languidecen en las prisiones federales y estatales- una película como esta puede disponer de alguna capacidad de conmover a crítica y público.

A medida que “Traffic” se desarrolla a lo largo de dos horas y media, observamos una intersección de personajes, situaciones e ideas que ya nos resultan familiares de otras películas del género: militares y policías corruptos mejicanos a sueldo de los grandes traficantes; funcionarios gubernamentales norteamericanos, estúpidos y fanfarrones, que malinterpretan seriamente la situación, para más tarde –demasiado tarde- reconocer el error producto de su arrogancia; agentes de la DEA en conflicto por lo que reconocen como una misión imposible; narcotraficantes despiadados que se han enriquecido escandalosamente con su negocio y que adoptan la fachada de honrados hombres de negocios aunque sigan ordenando el asesinato de cualquiera que se oponga a sus propósitos; y la noción de que las drogas ilegales forman parte de “una indestructible ley del mercado”, la verdadera apoteosis del capitalismo consumista que, en sí mismo parece sacar la peor clase de codicia de la gente.

El impulso hacia el realismo social en “Traffic” alcanza su culminación en la parte de la trama relacionada con el juez Robert Wakefield (Michael Douglas), un juez conservador de Cincinatti, Ohio, que es nombrado director de la lucha antidroga. En cuanto se mete en un avión con destino a Washington D.C. para reunirse con su nuevo jefe a fin de discutir la estrategia de interdicción, su hija Carolina –privilegiada, brillante- se ve arrastrada por un torbellino de drogadicción y degradación sexual en el más puro estilo “Reefer Madness”.

Poco antes, la vemos con varios compañeros de clase de su selecto colegio privado, aún vestidos con sus uniformes, fumando porros para pasar la tarde en casa de uno de ellos. Muy pronto, un compañero de clase –irónicamente interpretado por uno de los protagonistas del show de la Fox “That’s 70s”, la única serie de una de las grandes cadenas que se atreve a admitir que fumar porros puede ser divertido-, inicia a una muy dispuesta Caroline a los placeres de fumar base de coca.

El enganche es inmediato. La vemos fumando constantemente y acompañando a su amigo en sus viajes al ghetto para pillar material (y lo que es más, cuando está colocada siempre está dispuesta a mantener relaciones sexuales).

Cuando uno de sus compañeros tiene una sobredosis, los padres de Caroline la inscriben en un tratamiento de doce pasos, pero escapa a la primera oportunidad y se va derechita a ver a su camello. Vende su cuerpo a cambio de drogas y comienza a inyectarse en vena. Sólo al final, en la penúltima escena de la película, la vemos redimida; cuando se dirige a un público de adictos como ella en un centro de rehabilitación.

Si uno sospechara que esta subtrama ridícula en su exageración ha sido introducida en la película para que esta pueda llegar a filmarse, estaría libre de toda culpa. Los jefes de los estudios son famosos por su cobardía, y es fácil imaginarles deseosos de introducir algún mensaje antidroga prefabricado para contrarrestar el resto de la película. Sin embargo, Soderbergh se ha referido repetidamente en las entrevistas al uso de drogas como una cuestión “sanitaria” y de “salud pública”, al mismo tiempo.

Así que no resulta sorprendente que Caroline, en calidad de única representante del uso habitual de drogas en la película, perpetúe el estereotipo de “adicción instantánea” que justificaría, si no la guerra contra las drogas en su forma actual, la prohibición o la fuerte restricción de todas las sustancias, desde la marihuana hasta la heroína, pasando por el LSD.

Por supuesto que “Traffic” abunda continuamente en la noción de que el uso de drogas es un grito de ayuda –en un momento dado, Caroline confiesa estar “furiosa” contra el mundo-, más que un pasatiempo disfrutable; o de que el uso de drogas destruye la voluntad del usuario, en lugar de reflejarla; o de que todo uso de drogas es, por definición, abuso.

Estas son las creencias que en última instancia justifican la guerra contra las drogas: después de todo, si las drogas ilegales son tan poderosas que tienen la capacidad de convertir a las chicas de buena familia en putas desesperadas de la noche a la mañana, entonces la sociedad debe exigir que tales sustancias sean puestas fuera de la circulación. Si ni siquiera los más privilegiados pueden controlar su uso de drogas, ¿cómo podríamos hacerlo los demás?.

Pero como veremos, nos encontramos ante una falacia.

Después de todo, las drogas ilegales gozan de una disponibilidad plena, incluso en el caso de los adolescentes –como afirma uno de los personajes de “Traffic”, es más fácil para los chavales pillar drogas que alcohol-, y un estudio de la Rand Corporation mostró que las leyes de un país desempeñan un papel relativamente escaso en la decisión de usar drogas.

Sin embargo, las drogas siguen siendo una tentación para un pequeño porcentaje de la población estadounidense. Según datos del propio gobierno extraídos de la Encuesta Domiciliaria sobre Abuso de Drogas (National Household Survey on Drug Abuse) de 1998, sólo el 6% de los encuestados de 12 años de edad en adelante admitieron haber utilizado “alguna droga ilegal” durante el mes previo a la encuesta, una cifra que ha permanecido relativamente constante a lo largo de la pasada década.

Abundando en el tema, a pesar de la noción popular que equipara el uso casual o recreativo con la drogadicción, los datos del gobierno proporcionan una imagen muy diferente, aunque previsible. El uso de drogas aumenta desde el final de la adolescencia hasta la primera edad adulta antes de caer en picado. Basándonos en las cifras de 1998, cerca de un 10% de los encuestados de 12 a 17 años de edad informaron del uso de “alguna droga ilegal” (en la mayoría de los casos, marihuana) durante el mes anterior. El porcentaje sube al 16% para la franja de edad entre los 18 y los 25 años; el 7 % para la que va de los 26 a los 34 años; el 3 % para los de 35 o más años.

Aunque los porcentajes globales han cambiado de año en año (y han caído en picado desde hace 20 años), la pauta básica de uso juvenil que da paso a la sobriedad adulta se mantiene invariable, corroborando algo que los usuarios lúdicos de drogas sabemos desde hace tiempo: la inmensa mayoría de la gente que decide usar drogas va reduciendo su consumo a medida que madura, trabaja, adquiere responsabilidades, etc. No es sorprendente que se dé la misma pauta en el consumo excesivo de alcohol –definido como “beber cinco o más copas en una misma sesión, al menos en cinco o más ocasiones durante los treinta días anteriores”.

Lejos de estar dominados por las drogas, somos la inmensa mayoría de nosotros quienes controlamos su uso. Como en el caso del alcohol, nuestra principal motivación para tomar drogas es el disfrute, no la autodestrucción.

Aunque artefactos culturales como “Traffic” sean incapaces de reconocerlo, no digamos de reflejarlo, el uso responsable de drogas existe, y no es la excepción, sino la regla . Incluso la heroína, famosa por sus supuestas propiedades adictivas, no convierte a sus usuarios en zombies. Si bien no existen cifras concluyentes a este respecto, un estudio de 1976, ampliamente citado, mostró que sólo un 10% de los usuarios de heroína podían ser clasificados como adictos.

No es un asunto baladí. El apoyo popular del que ha gozado durante tanto tiempo la guerra contra las drogas –y su coste anual de 37.000 millones de dólares, a nivel local, estatal y federal- está empezando a resquebrajarse.

La respuesta positiva que ha obtenido “Traffic” es un reflejo de esta situación, así como la facilidad con la que son aprobadas las iniciativas locales a favor del uso médico de la marihuana, sin olvidar la determinación de la que hacen gala políticos como el Gobernador de Nuevo Méjico, Gary Johnson, o los miembros del Black Caucus al criticar abiertamente la política sobre drogas.

El debate sobre las drogas está alcanzando claramente un punto de inflexión.

Pero terminar con la versión actual de la guerra contra las drogas, con su énfasis en la interdicción, la labor policial y el encarcelamiento, no es lo mismo que legalizar las drogas o acabar con la prohibición. Este supuesto todavía está pendiente de una película equivalente a “Traffic”, y es necesaria. Quizás hoy más que nunca.

Nick Gillespie es redactor jefe de Reason Magazine